El liderazgo débil de Feijóo

18 de octubre 2025 - 03:07

Lo increíble de la política española no es que Pedro Sánchez haga pinza con Santiago Abascal y ponga trampas a Feijóo. Lo espectacularmente increíble es que Feijóo caiga en ellas una vez tras otra.

Y suele caer por una combinación tóxica entre su temor a la competencia electoral de Vox y su propio liderazgo inseguro en el PP. La pugna con la ultraderecha por los sectores más conservadores del electorado le lleva a descuidar a los centristas y liberales, que son mayoritarios y decisivos. Nadie cree –ni siquiera Sánchez, que lo insinúa a través del CIS porque es lo que le conviene– que Abascal vaya a darle el sorpasso a Feijóo, pero éste actúa como si el peligro fuera real e inminente. Marcar distancias con Vox, como hizo Moreno Bonilla, es lo único que le conviene, no aproximarse a sus posiciones y a sus ideas (si las hubiera).

En cuanto a inseguridades, Núñez Feijóo da sobradas muestras de conducirse más como el coordinador de unas taifas que como el líder indiscutible de unas baronías revoltosas. Fue incapaz de ordenar el cese de Mazón por su incalificable actuación en la dana valenciana y, antes, le montaron gobiernos autonómicos con Vox tras jurar que nunca los formarían.

Ahora tampoco se ha atrevido a rechistarle a Isabel Díaz Ayuso en su aventura antiabortista sobre los registros de médicos objetores y no objetores. En vez de imponer y recordar la doctrina oficial sobre el aborto (a saber: la ley de plazos debe seguir vigente y hay que elaborar un registro de objetores para cumplirla y poder organizar mejor el servicio sanitario), se inventa un registro de no objetores que nadie había planteado en este ámbito.

Hace un año Sumar propuso reformar la Constitución para que el aborto fuera un derecho fundamental y nadie pudiera tocarlo en el futuro. El PSOE replicó que no había el consenso amplio que la reforma exige, dada la negativa del PP a modificar la ley actual. Hace semanas el PSOE cambió de criterio. Ahora lo ve urgente aunque el consenso sigue sin existir. ¿Por qué? Exclusivamente por poner en aprietos a Feijóo y desvelar las discrepancias internas del PP. Sánchez sabe que la reforma constitucional no va a salir adelante. Sólo importa que Feijóo se retrate. Igual que con Palestina: impuso la palabra genocidio para que el PP quedara al margen de la condena a Israel.

Feijóo, acomplejado con Vox y pusilánime con Ayuso, cae en la trampa.

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