Las mascotas también votan

27 de septiembre 2025 - 03:08

Ha roto en animalista (de compañía) el presidente de la Junta. Su séptima rebaja de impuestos, que estará vigente para cuando se abran las urnas autonómicas, beneficiará a los dueños de perros y gatos, que podrán deducirse en su declaración de la renta el 30% de los gastos veterinarios, con un tope anual de cien euros.

Más de 180.000 andaluces se ahorrarán un dinerito. De paso, también los contribuyentes que acuden a gimnasios y centros deportivos contribuirán a la Hacienda autonómica un 15% menos que hasta ahora. Casualmente, el propio presidente se beneficiará de ambas reducciones fiscales por su noble condición de propietario de perro y asiduo militante de gimnasio. Enhorabuena.

Por supuesto, Juan Manuel Moreno no lo ha hecho por su interés personal, para ahorrarse unos eurillos por esa doble vía, sino porque, como él ha explicado, los animales de compañía se han convertido en unos miembros más de la familia y en imprescindibles compañeros para quienes sufren los azotes de la soledad, y porque la práctica deportiva es nítidamente saludable.

Estoy de acuerdo con ambas consideraciones, y en desacuerdo con que las dos premisas tengan un reflejo en la fiscalidad andaluza. Acierta la oposición al denunciar que hay prioridades en Andalucía a la hora de invertir, reducir impuestos o aumentar recursos que tienen absoluta preferencia frente a la política de premiar la propiedad de perros, gatos y otros animales o el hábito de machacarse en un gimnasio. Ciertamente, son problemáticas muchísimo más caras y complicadas de resolver. ¿Qué hay de las ayudas a la dependencia, las desesperantes listas de espera sanitaria o el drama de las viviendas de alquiler? Ninguna de estas carencias se va a arreglar negándoles la rebaja fiscal a los propietarios de mascotas o usuarios de gimnasio, pero simbólica y políticamente sería importante darle a cada cosa su sitio y distinguir lo fundamental de lo secundario. Sin hacer cálculos electoralistas para todo.

A ver si vamos a asumir aquello que se decía de la aristocracia británica: quiere más a los animales que a las personas. A ver si, como están naciendo más mascotas que niños, nuestros gobernantes van a tratar fiscalmente mejor a los dueños de los perros que a los padres de familia.

(Pido perdón a los amigos de PETA: donde he escrito mascota debía haber escrito compañero peludo. Más correcto).

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