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No se rechazan 122 millones de euros, la Junta no está para ir regalando tanto dinero al resto de las comunidades, que es lo que acaba de hacer: el Gobierno central ha repartido entre varias autonomías, algunas gobernadas por el PP, la parte del fondo europeo que nos correspondía para crear plazas públicas de educación de 0 a tres años.
El argumento utilizado por la Consejería de Educación para tal liberalidad, que hay 34.000 plazas ofertadas que no se han ocupado porque faltan niños, no es del todo cierto, porque en Andalucía aún queda un 42% de la población infantil que no se escolariza en guarderías. De ese 42% habrá familias que prefieran no llevar a los niños a un centro a edad tan temprana, pero seguro que hay muchas que sí acudirían a las guarderías si fuesen, totalmente, públicas y gratuitas.
Tal como se ha encargado de subrayar la consejera de Educación, Carmen Castillo, aquí el modelo es otro, es una red de guarderías concertadas que no hay que demonizar, pero tampoco lo contrario. Educación quiso, con la anterior consejera, Patricia del Pozo, que estos fondos europeos, destinados en exclusividad a crear plazas públicas, pudieran emplearse para subvencionar a las familias que llevan a los niños a las guarderías concertadas. Ya se subvencionan al 50% de ellas. Ni la Unión Europea ni el Gobierno lo aceptaron. La propia consejera ha argumentado que la creación de 12.000 plazas públicas también habría perjudicado al sector privado de las guarderías, con lo que en efecto se admite que, como acusa María Jesús Montero, también hay un problema de modelo.
El País Vasco tuvo un problema similar, aunque allí las guarderías pertenecen a un consorcio del Gobierno autónomo y de los ayuntamientos, pero finalmente aceptó el dinero y respondió al Ministerio que ya creará sus 1.500 plazas públicas correspondientes en los próximos tres años. Ya se verá. Lo de ellos eran 11 millones de euros; los nuestros, 112 millones.
Ya en diciembre hubo que devolver 1,49 millones al Gobierno porque la Consejería de Cultura no supo gastarlos en subvenciones a proyectos y guiones, y Educación suma a esos 122 millones, otros seis millones por plazas de Formación Profesional. Es un problema de modelo, claro, pero también de gestión y, sobre todo, de torpeza política, no conviene criticar el fuero y el huevo (catalán) e ir rechazando fondos como el que rechaza pretendientes.
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