Ni olvido ni perdón

30 de julio 2009 - 01:00

EL brutal atentado fallido (sólo 64 heridos, cuando todo estaba preparado para asesinar a muchos inocentes) de Burgos pone el verdadero y único rostro de ETA ante los optimistas, entreguistas o carentes de memoria y de escrúpulos. Esta es la ETA de los atentados de Barajas, Chamartín y Atocha (7 muertos) el 29 de julio de 1979; de la plaza de la República Dominicana de Madrid (12 muertos) el 15 de julio de 1986; del Hipercor de Barcelona (21 muertos) el 19 de junio de 1987; de la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza (11 muertos) el 11 de diciembre de 1987; de Sabadell (seis muertos) el 8 de diciembre de 1990; del cuartel de la Guardia Civil de Vic (10 muertos) el 29 de mayo de 1991; de la cárcel de Sevilla (4 muertos) el 28 de junio de 1991; de la plaza de la Cruz Verde de Madrid (6 muertos) el 6 de febrero de 1992; de Santander (tres muertos) el 19 de febrero de 1992; de la Glorieta López de Hoyos de Madrid (7 muertos) el 21 de junio de 1993; de Vallecas (6 muertos) el 11 de diciembre de 1995; de El Corte Inglés de Valencia (un muerto) el 16 de diciembre de 1995; de la casa cuartel de Santa Pola (dos muertos) el 6 de agosto de 2002 o de la T-4 de Barajas (dos muertos) el 30 de diciembre de 2006. Por citar algunos de los atentados no personalizados por la bomba lapa o el tiro en la nunca, sino dirigidos indiscriminadamente contra civiles (aeropuertos, estaciones de tren, centros comerciales) o autobuses, cuarteles y viviendas de cuerpos de seguridad del Estado. Hasta completar los 856 asesinados por ETA.

No hay vileza que no se haya dicho o hecho, por parte de todos los partidos, para intentar acabar con este mal al precio de mirar para otro lado. Desde los tiempos en que las víctimas parecían ser los culpables, y se las enterraba vergonzantemente, hasta los intentos por diferenciar entre el "mal menor" de las víctimas selectivas (policías y militares, políticos y periodistas) y el "mal mayor" de las víctimas civiles indiscriminadas; desde lo del "ejército de liberación vasco" (Aznar) al "proceso de paz" (Zapatero). Cualquier negociación que pase por quitar un solo año de condena a los terroristas, aún tras una supuesta rendición de ETA, es una indignidad para con las víctimas.

No se olvide que matan sabiendo que en este mismo momento se autorizan los homenajes a los etarras excarcelados, que una posible amnistía está presente en cualquier horizonte de negociación y que la prisión es para ellos una especie de universidad a distancia que les permite redimir penas cursando carreras. Como bien dijo Fernando Múgica: ni olvido ni perdón.

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