NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Abuenas horas, mangas verdes. Después de 20 años, el presidente del Gobierno viene a exigirle a Aznar disculpas por sus “mentiras” sobre Irak y el 11M. “Todo tiene su tiempo”, dice el Eclesiastés; o sea, hablando en román paladino, todo en su momento. Y ahora, a quién le toca pedir disculpas es al que gobierna
Y, miren por donde, son muchas las disculpas que merece el pueblo español. Y no voy a decir que “por mentiras” que, aunque sean muchas en mi opinión, para otros pueden no serlo, sino ser, tan solo, “promesas no cumplidas” o dichos que no coincidieron después con la realidad. Recordemos algunas. Cuando el COVID, el Gobierno afirmó que la gestión de la pandemia era un éxito en España, cuando fue bochornosa la falta de material sanitario, la gestión de las residencias de ancianos, al frente de la cual estuvo el vicepresidente Iglesias, el colapso de los hospitales y, como consecuencia, España estuvo a la cabeza de muertos por millón de habitantes. También por esa fecha aseguró una recuperación económica que resultó más lenta que la prometida, además de ser una recuperación parcial, ya que la inflación y otros factores económicos nos han empobrecido más que notablemente.
Se comprometió reiteradamente el presidente a no permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña, rechazando cualquier negociación en ese sentido. En 2021 abrió la puerta a un proceso de dialogo al respecto. Ante las elecciones del 2019, afirmó, juró y perjuró que no pactaría con los proetarras de Bildu. En 2020 pactó con ellos para obtener sus votos para la investidura. Ese mismo año aseguró que no aceptaría imposiciones de la UE respecto a la distribución de los fondos europeos. Aceptó todas las imposiciones fiscales y reformas económicas. En 2021 nos afirmó y reafirmó que la inflación iba a ser transitoria. Ha sido continua, haciendo trizas nuestro poder adquisitivo. En 2022 Prometió que su ley de vivienda frenaría el alza del precio de los alquileres. El problema se ha recrudecido. Juró y perjuró que no habría amnistía porque era inconstitucional. La hubo, como antes hubo indultos.
Y además de todo eso, no solo este Gobierno con su presidente a la cabeza, debe pedir disculpas sino también asumir responsabilidades por degradar nuestra democracia, controlando al Tribunal Constitucional, indultando y amnistiando a golpistas y condenados por malversación, manejando al fiscal general que, encima, está procesado, interviniendo al Banco de España, el CIS, Televisión Española y otros entes que, en democracia, han de ser independientes. Ha convertido a España en una autocracia muy cercana a países como Venezuela o Nicaragua.
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