Luces y sombras

Antonio Méndez

La primera lección

EL estreno como candidata del PSOE al Ayuntamiento de Málaga, en un foro el viernes, se transformó en realidad en una clase magistral sobre política, que Felipe González quiso impartir a María Gámez delante de un auditorio de 300 personas. La aspirante, con valentía, virtud que enfatizó ella posee y que demostró con esa decisión, había escogido como presentador al mejor estadista que ha alumbrado en décadas el socialismo europeo, quizá junto al sueco Olof Palme.

Y González, con atuendo informal, de viejo profesor, le impartió la primera y posiblemente la mejor lección que recibirá su ocasional pupila hasta que los votantes decidan en mayo si está preparada para gobernar la ciudad o aún debe esperar cuatro años más, como será lo más probable. Las ciudades son las únicas que resisten los cambios en las civilizaciones. Llegó la hora de los proyectos con recursos escasos, de aprovechar la identidad de las urbes y sus emprendedores, de buscar en los ayuntamientos una gestión eficaz que consiga conectar lo local con lo global, iba desgranando el maestro ante la absorta mirada de Gámez. Se acabaron para siempre los disparos con pólvora ajena. Terminaron los tiempos del recurso permanente de echar la culpa a los demás, acudía en auxilio el ex presidente para criticar sin citarlo al contrincante De la Torre.

El cambio, el lema que en 1982 movilizó a una, como nunca, ilusionada sociedad española, que en aquel momento decidió confiar ciegamente a la política la solución de sus males tras los convulsos últimos años de la extinta UCD, y que llevó en volandas al poder al PSOE, es la idea central que ahora quieren resucitar los socialistas malagueños en ese ideario que busca casi 30 años después la conexión imposible González-Gámez.

María Gámez acertó en su intervención con el diagnóstico actual de esta ciudad: melancólica, instalada en "la metáfora del día de la marmota" (siempre dándole vueltas a los mismos proyectos sin que se ejecuten), instalada en el conformismo, anclada en el sueño de un paraíso que únicamente es literario. Pero de esa realidad hay más responsables que el actual alcalde. Ella misma lleva seis años de gestión como delegada de la Junta en Málaga. Y luego está el periodismo complaciente. Y no por este orden.

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