Mitologías Ciudadanas

José Fabio Rivas

Te recuerdo Víctor Jara

Si se calla el cantor calla la vida/ Porque la vida, la vida misma es todo un canto/ Si se calla el cantor, muere de espanto/ La esperanza, la luz y la alegría…" Así cantaba Mercedes Sosa y Horacio Guarany hace ya algunos años. No lo olvidemos. Si se quiere matar la vida, la luz, la belleza, la razón, la esperanza de vivir en paz y dignamente; si se quiere matar a todo eso que al hombre lo hace libre y no vasallo; si se quiere matar cualquier diferencia y disidencia; si se quiere matar a lo extraño y a lo extranjero (pobre); si se quiere matar a los que no comulguen con las ruedas de molino que inventan los poderosos… hay que matar al cantor. Y así, el 18 de agosto de 1936, con 38 años, en algún recodo del camino de Víznar a Alfacar, en Granada, fue fusilado García Lorca, un mes después del golpe de estado del general Franco. Dicen que por orden del general Queipo de Llano.

En estos días se cumple el 48 aniversario del asesinato de Víctor Jara, ocurrido el 15 de septiembre de 1973. Como recordaran, el 11 de septiembre de ese año, el general Augusto Pinochet, aupado por los EEUU, da un golpe de estado en Chile, atacando y tomando el Palacio de la Moneda, donde el presidente electo, Salvador Allende, resistió y finalmente se quitó la vida antes de ser detenido. Al día siguiente, Víctor Jara, junto a muchas otras personas, es detenido y encarcelado en el Estadio Nacional, convertido a la sazón en campo de concentración, tortura y exterminio para presos políticos contrarios al régimen genocida que Pinochet acababa de inaugurar. Tras múltiples torturas (le quemaron con cigarrillos, le golpearon, le rompieron los dedos y le cortaron la lengua, para que no pudiera ni tocar la guitarra ni cantar sus canciones…), el 15 de septiembre, los militares "juegan" con él a la ruleta rusa, poniéndole un arma en la sien y disparando a ver qué pasaba, hasta que una de las balas acabó con su vida, y no contentos con eso, le acribillaron el cuerpo con otros 43 tiros, de tal modo que, cuando en la madrugada del 16 de septiembre fue encontrado por dos vecinas cerca del Cementerio Metropolitano de Santiago, tenía 44 impactos de bala: 2 en la cabeza, 6 en las piernas, 14 en los brazos y 22 en la espalda. Así acabaron con el músico, cantautor, profesor, escritor, y director de teatro chileno, Víctor Jara, autor de temas tan hermosos como: Te recuerdo Amanda, El manifiesto, El derecho de vivir en paz, Preguntas por Puerto Montt… Unas horas antes de ser asesinado, Víctor Jara, con enormes dificultades, comenzó a garabatear el esbozo del que sería su último poema: "¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!/Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada. /La sangre para ellos son medallas. /La matanza es acto de heroísmo. / ¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?/ ¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?"

Así se las gastan los dictadores, los fascistas, los nazis, los totalitarios, los fundamentalistas… Curiosamente, el pasado día 18, a las 5 de la tarde, una manifestación "autorizada" de neonazis recorría el barrio de Chueca, en Madrid, al grito de "fuera maricas de nuestros barrios" y "fuera sidosos de Madrid". Y es que no aprendemos, o que cuando creemos haber aprendido ya es demasiado tarde.

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