La sanidad puede valer una mayoría

11 de octubre 2025 - 03:08

La crisis abierta en el sistema de cribados del cáncer de mama en Andalucía tiene todos los ingredientes precisos para convertirse en el mayor escándalo en los ocho años de Juanma Moreno como presidente de la Junta. Quizás haga realidad el auténtico sueño de María Jesús Montero, que no es el que ella vocea en los mítines –ganar las elecciones–, sino el que acaricia en su fuero interno: acabar con la mayoría absoluta del Partido Popular. Ahora se ve más factible y menos utópico.

La crisis lo tiene todo, empezando por su enunciado y sus víctimas. Cáncer o riesgo de cáncer para dos mil mujeres (como mínimo) son palabras mayores. Remiten a la enfermedad más temida y emocionalmente más devastadora de las últimas décadas. En segundo lugar, el escándalo revela una negligencia muy grave en el funcionamiento del Servicio Andaluz de Salud: pacientes cuyas mamografías no arrojaron resultados concluyentes no fueron advertidas ni volvieron a ser citadas durante meses para recibir un diagnóstico definitivo, con el peligro innegable de que en ese periodo se desarrollara o agravara su patología. Objetivamente se las abandonó en el peor momento.

Tercero, y para nada irrelevante, la Consejería de Salud conocía, necesariamente, que se estaban produciendo retrasos en el cribado –mayoritariamente en el hospital de referencia de Sevilla, pero también en otras provincias– y no movió un dedo para atajar el problema ni impulsó un plan de choque acorde con la excepcionalidad de la situación. Es más, ni siquiera informó a las mujeres afectadas ni a la opinión pública de lo que pasaba. Solamente ha reaccionado a rastras de la denuncia ciudadana y la movilización arropada por sus oponentes. Tarde y mal.

Finalmente, la reacción política ha sido tardía como casi siempre. La consejera de Salud ha tardado una semana en asumir sus responsabilidades de la única forma aceptable: dimitiendo. A fallo grave, cese inmediato. Dijo que no era el momento de dimitir, sino de dar la cara y seguir trabajando, de modo que ha sido el presidente de la Junta quien la ha tenido que poner en su sitio. En la calle.

La destitución fortalece y debilita a la vez a Moreno Bonilla. Suelta lastre y desvela firmeza, pero también se desprende de un fusible que protegía a su figura, delata un error reiterado en la selección de personal y descubre las grietas de su gestión del servicio público más esencial.

stats