Postales desde el filo

La verdad devaluada

A partir de la terrible jornada del 11M se extendió una teoría de la conspiración alimentada por medias verdades

Siguiendo el juicio a los líderes del "procés" podemos comprobar lo difícil que resulta desentrañar la verdad, por mucho que ésta cada día esté más devaluada. Dado las versiones opuestas sobre unos mismos hechos, propias de acusación y defensa, cualquier observador ajeno a los acontecimientos podría dar por válido aquello de que "no hay hechos, hay interpretaciones". Aunque un juicio trate justamente de lo contrario. Según el filósofo Paul Ricoeur "la verdad está oculta. Las personas se engañan a sí mismas y entre ellas. Quien busque la verdad debe desarrollar una manera de interpretar, y así atravesar, las capas del engaño". Los jueces, expertos en ese atravesar las capas del engaño, deberán llegar a una versión fehaciente de lo acontecido. A un relato veraz que permita establecer la verdad judicial. Probablemente resignados a que, una vez dictada la sentencia, cada uno mantendrá su propia verdad. Algo que ya ocurrió en otro de los grandes juicio de nuestra democracia: el de los atentados del 11M. Celebrado entre febrero y julio de 2007. La sentencia se dictó en octubre. Quince años después de la atroz masacre, aún se sigue cuestionando la verdad judicial establecida en la sentencia. El líder del PP, sin ir más lejos, la puso otra vez en duda en el reciente aniversario del 11M. Es un sarcasmo que quienes más hicieron por oscurecer las investigaciones, torcer los hechos, negar las evidencias, etc. sigan exigiendo un simulacro de "verdad". A Casado y a los suyos sólo les valdrá la suya. La judicial no les vale. Lo mismo les pasará a los independentistas y a sus seguidores tras la sentencia que dictará el Tribunal Supremo.

A partir de la terrible jornada del 11M y de los acontecimientos políticos posteriores, que acabaron con la derrota del PP, se extendió una teoría de la conspiración alimentada por medias verdades y completas falsedades. Una descomunal fake alimentada por políticos populares y un sector de los medios de comunicación con el fin de deslegitimar y desestabilizar al nuevo gobierno salido de las urnas. Me temo que algo parecido nos espere tras el juicio que se celebra en el TS: que el trivalismo vuelva a imponerse a la verdad. Que se desacredite a la justicia y al Estado de derecho y se pretendan imponer las mentiras y los falsos relatos. Aunque el verdadero problema sea que la verdad ha dejado de importar y solo estemos dispuesto a creer aquello que refuerce nuestros prejuicios.

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