Tribuna

antonio linde

Doctor en Filosofía

El profesorado en tiempos del coronavirus

El profesorado en tiempos del coronavirus El profesorado en tiempos del coronavirus

El profesorado en tiempos del coronavirus

Quiero hablarles en este artículo del enorme esfuerzo que el profesorado en general está haciendo para suplir en la medida de lo posible la enseñanza presencial por la online en estos difíciles tiempos de confinamiento.El profesorado ha cogido por los cuernos el toro de las nuevas tecnologías y ha llevado a cabo un proceso comprimido de autoformación como nunca he visto durante mi vida laboral como docente. En pocos días se ha implicado de hoz y coz en un proceso de autoaprendizaje para adquirir en tiempo record competencias en el uso de variados instrumentos informáticos, con excelente resultado. Lo saben todos esos padres que ven día a día los esfuerzos de sus hijos para aprender con los recursos que sus profesores ponen a su disposición.

Profesoras y profesores son especialistas en sus respectivas áreas de conocimiento, pero no necesariamente en el manejo experto de programas informáticos. Muchos de ellos tienen una edad que les hace más difícil una brusca adaptación a la enseñanza digital. Han hecho, sin embargo, el mayor esfuerzo de actualización que han podido.Otra parte del profesorado está pasando este largo confinamiento con niños en casa. Llevar a cabo un teletrabajo de tipo intelectual, atendiendo las necesidades, deseos e interferencias de los más pequeños o de personas mayores que requieren más atención, es una dificultad añadida.

Todo el profesorado ha puesto al servicio de la enseñanza virtual todos sus recursos materiales: ordenadores, dispositivos móviles, impresoras, etc. La administración, aparte del ancho de banda y de la plataforma institucional para centralizar la información no le ha dado ni formación ni medios.

Me consta que a algunos les ha sorprendido este confinamiento en lugares donde no tenían ordenador ni manera de conseguirlo. Se las han arreglado con sus dispositivos móviles o con sus tabletas. Pagando de sus bolsillos en los sitios más aislados los datos móviles para estar permanentemente conectados.

El profesorado ha demostrado en este tiempo que es una comunidad solidaria. Los más competentes en materia digital han ayudado y ayudan por teléfono, telemáticamente, a los menos duchos en el aprendizaje para usar programas, plataformas, herramientas, aplicaciones.

Hay problemas especiales que presenta la enseñanza online y que seguramente la sociedad desconoce. Muchos profesores tienen grupos de más de 30 alumnos. Algunos tienen en total cerca de 200 alumnos, incluso más. Cada vez que mandan al alumnado una tarea, por breve que sea, un cuestionario, una prueba de evaluación, se cargan de trabajo para muchísimas horas pues tienen que corregir el retorno de más de treinta alumnos por clase, mientras atienden la carga de trabajo burocrático y lo esencial: la elaboración de material didáctico, la resolución de dudas y las clases online en plataformas como Skype, Google Meet, Messenger o Moodle.

El celo profesional de algunos equipos educativos ha sido, incluso, excesivo en algunos casos, llegando a veces a saturar de tareas al alumnado. En ese sentido es deseable una mayor coordinación entre el profesorado de cada equipo educativo. Me consta que equipos directivos y tutores son conscientes de ello y ya trabajan con los demás profesores en esa coordinación.

También me parece importante poner el acento en que la enseñanza online exige toda la atención del profesorado en la vertiente educativa y moral. Les voy a poner un ejemplo: una de mis hijas, profesora en Rota de dibujo técnico y de tecnología, me comentaba que, cuando organiza un encuentro de enseñanza no presencial en alguna de esas plataformas, tiene que cuidar la atmósfera de atención, respeto y los protocolos que garanticen el diálogo, pues el entorno digital tiene su idiosincrasia y sus propioscódigos. ¿Pueden imaginar lo difícil que a veces resulta esto con 25 o 30 adolescentes al otro lado del espacio virtual?

Los tutores, que son muchos profesores en cada centro, desdoblan su trabajo en la atención a los tutorandos, a sus padres, a la dirección del centro, a la plataforma institucional: atención a menudo individualizada, informes y avisos para padres, informes de evaluación, etc. No hay horas específicas de atención a padres porque todas lo son debido a la accesibilidad en tiempo real en cualquier momento.

Pero volvamos al momento presente: la Administración y los políticos han encomendado al profesorado que se las arreglara para que sustituyera la enseñanza presencial por la virtual. A fe mía que está cumpliendo la misión con nota alta. Ojalá pudiéramos decir lo mismo de los políticos. "¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!". Estos días hemos visto merecidísimos homenajes, de manera muy especial al personal sanitario. Pero también a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, agricultores, ganaderos, camioneros, personal de supermercados, etc. Bien merecería el profesorado también un reconocimiento y gratitud por la tarea a veces invisible que está realizando en estos difíciles tiempos del coronavirus.

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