El Cristo de las Penas luce su nueva imagen tras su restauración

La imagen del Cristo de las Penas ofrece ya una renovada imagen, una vez que los miembros del taller municipal de restauración de Antequera han dado por finalizado los trabajos que han realizado sobre esta imagen en los últimos meses.

La actuación sobre la popular imagen, que se venera en la iglesia de San Pedro, ha consistido en una limpieza superficial de la escultura, reposición de la fijación de piezas, reintegración de la policromía y protección de la misma.

La escultura del Cristo de las Penas es una talla de madera policromada, sujeta a una cruz arbórea, también de madera, y realizada en tamaño natural, que en la actualidad preside el altar mayor del templo en el que es venerada por los fieles.

En la imagen se podían observan las consecuencias de una antigua intervención, que provocó la mutilación del nudo derecho del paño de pureza, por lo que se ha procedido a repolicromarse esta zona de forma parcial. Este hecho hace que se pueda conservar parte del estofado antiguo, "exquisito en su ejecución y bastante deteriorado en la actualidad", indican los técnicos.

La restauración efectuada ha consistido en una limpieza superficial de la escultura, eliminando acumulaciones de barniz oscurecido mezclado con suciedad, al tiempo que se ha mantenido una fina pátina homogénea antes de llegar a la policromía.

Por otra parte, la unión del brazo derecho al tronco también presentaba problemas debido al desencole de la espiga interior, casi desprendida por el envejecimiento de la cola; esta pieza había dejado de realizar su función de sujeción. Tras su retirada y limpieza, se reutilizó nuevamente para ensamblar el brazo al hombro.

De igual modo, también se ha procedido a estucar y reintegrar de color todos aquellos pequeños saltos de policromía detectados, utilizando materiales reversibles y consolidando la policromía previamente en zonas del paño de pureza. Finalmente, para concluir en proceso, se protegió la policromía del conjunto con resina sintética igual que la cruz, dando de este modo a la imagen una luz que había perdido con el paso de los años.