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Polémica en Torrox por los niveles de ruido de un restaurante

Vista desde arriba del Restaurante Varadero Beach en Torrox

Vista desde arriba del Restaurante Varadero Beach en Torrox / M.H (Torrox)

Los niveles de ruido del restaurante Varadero Beach de Torrox han provocado las quejas de los vecinos. La situación ha llevado a la Policía Local a actuar por las "molestias" que está generando y de hecho fuentes policiales admiten que la música es "estruendosa". "Ha transformado su concepto en algo más que un simple restaurante", aseguran las citas fuentes, que precisan que el local se ha convertido en una sala de fiestas y han instalado "un sistema de música de gran envergadura". Asimismo,  destacan que los niveles de ruido están afectando "negativamente" a los residentes en un radio de casi dos kilómetros, generando numerosas quejas.

Las numerosas llamadas de los vecinos han provocado que agentes de la Policía Local hayan acudido en más de una ocasión al establecimiento. "Hemos levantado actas y hemos propuesto sanciones, pero el Ayuntamiento aún no ha iniciado ningún expediente sancionador, lo que ha causado frustración entre los residentes afectados", subrayan fuentes policiales.

Para, Óscar Medina, alcalde de Torrox, aún es posible encontrar un equilibrio entre el derecho al descanso y la oferta de ocio en la localidad. "Es necesario un espacio donde los jóvenes y la comunidad en general puedan disfrutar de diversas opciones de entretenimiento sin necesidad de desplazarse a otras áreas". Sin embargo, recalca la importancia de mantener "el orden y el respeto" por el descanso de todos los residentes.

No obstante, Rafael Ramos, presidente de la asociación de vecinos de la zona, resalta la "creciente frustración" de la comunidad. Desde la inauguración del Varadero Beach, "los residentes han experimentado niveles insoportables de ruido que perturban su descanso". Ramos señaló la falta de acción por parte del Ayuntamiento a pesar de las múltiples quejas. Además del ruido, denuncian otras situaciones como las carreras de coches y motos y otros comportamientos "perturbadores" en las inmediaciones.

El presidente de la asociación de vecinos asegura que ante esta situación tienen que mantener las ventanas selladas, las persianas descendidas y ponerse tapones auditivos. "Estamos llegando en algunos casos a recurrir a medicamentos con el fin de intentar conciliar el sueño perturbado", añade.

Por su parte, Israel Dorado, representante de los propietarios del restaurante, defiende la legalidad de las operaciones del restaurante. Asegura que cuentan con la licencia de restaurante y permisos especiales para eventos autorizados por el Ayuntamiento. Dorado enfatiza que el problema no es tanto el sonido, sino las actividades que ocurren fuera del establecimiento, como los botellones ilegales. Los propietarios defienden su compromiso de promover la cultura y el entretenimiento en la zona, pero los vecinos continúan buscando una solución que respete su derecho al descanso.

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