Los cabreros retoman la 'guerra de la leche' y anuncian más contundencia

A pesar de estar cansados y "hartos" de la situación que viven, los cabreros andaluces parece que no están dispuestos a dejarse ganar la guerra de la leche. Tras unas semanas de tranquilidad ayer volvieron a las movilizaciones contra la industria láctea, aunque, en esta ocasión, de la mano de la organización agraria UPA. Varios centenares de cabreros, llegados de las provincias de Málaga, Sevilla, Córdoba y Cádiz, principalmente, bloquearon las instalaciones de la planta de transformación que la empresa Forlactaria posee en Antequera, remitiendo de esto modo una acción que ya se produjo hace varios meses y que llegó a extenderse a la segunda planta que esta firma tiene en Ronda.

Además de la semejanza de la imagen de las protestas, también son muy parecidas las reivindicaciones que se siguen manteniendo. Y es que los productores de leche continúan pidieron una reforma legislativa que permita la realización de contratos tipo que garantice un precio mínimo por su leche.

Y es que los cabreros no alcanzan a comprender el conflicto que se está produciendo, algo que ayer era motivo de comentario entre los concentrados, que no entienden cómo en lugar de ser ellos los que ponen un precio a su producto, sea el comprador el que decida cuánto vale lo que quiere comprar. "Cuando yo voy a una tienda no le digo al tendero lo que me tiene que cobrar, él pone el precio, y aquí ocurre lo contrario", comentaba uno de los cabreros que se había desplazado a la ciudad del Torcal para mostrar su rechazo a la actitud de la industria. Además, los representantes andaluces de UPA han lanzado una seria advertencia para el futuro, que contempla la realización de protestas "más contundentes" si la industria no sube el precio que paga por litro de leche, que en estos momentos se sitúa en 0,43 euros. Además, denunciaron los "exagerados" márgenes de beneficio que tiene que pagar el consumidor final por los productos que se ofrecen en los supermercados tras la transformación. En concreto, para un litro de leche supera el 300% y para un kilo de queso sobrepasa el 500%, según mantiene el secretario general de UPA en Andalucía, Agustín Rodríguez.

Mientras tanto, las explotaciones caprinas siguen echando el cierre en toda Andalucía, siendo 300 granjas malagueñas las que se han visto obligadas a dejar la actividad por la falta de rentabilidad en los últimos tres años. De este modo, Málaga únicamente cuenta con 850 explotaciones en funcionamiento en estos momentos. No obstante, la situación no es mejor en el resto de la comunidad, donde los cabreros van desapareciendo poco a poco, hasta el punto de que se ha pasado de contar con 14.300 ganaderías de caprino en 2006 a tener sólo 6.500 en la actualidad.

En cuanto a los culpables, desde UPA no sólo culpan a la industria láctea, y es que también acusan a la administración autonómica y central de "mirar a otro lado" en este conflicto, sin tomar la decisión de intervenir para salvar a este sector tradicional