Detenida una mujer por realizar tratamientos estéticos sin titulación en Fuengirola

La Policía Nacional dio con clientes que aseguraron sufrir "desfiguraciones", tales como parpados caídos

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Una unidad de la Policía Nacional.
Una unidad de la Policía Nacional. / Mariscal / Efe

La popularidad de los tratamientos estéticos es un hecho, al que muchos centros estéticos se han sumado. Aunque para realizar esta práctica, los profesionales deben de tener una formación reglada para ello. Agentes de la Policía Nacional han detenido a una mujer, propietaria de un salón de belleza en Fuengirola, por presuntamente suministrar tratamientos estéticos sin titulación.

Según ha relatado la Comisaria provincial en un comunicado, la mujer, presuntamente, aplicaba a sus clientes retoques estéticos, mediante inyecciones, entre otros servicios, sin disponer de la formación exigida para este tipo de actividades. En el comunicado se ha indicado que algunos usuarios sufrieron "desfiguraciones temporales", como párpados caídos y ojos totalmente cerrados. La sospechosa resultó arrestada por su presunta responsabilidad en un delito de intrusismo profesional.

La investigación surgió tras el aviso de los servicios sanitarios locales que llevaron a cabo una inspección en el local, tras tener conocimiento de que en un salón de belleza en Fuengirola se realizaban prácticas estéticas mediante el uso de inyecciones por personal no cualificado profesionalmente.

En la primera fase del proceso, los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), pertenecientes a la Comisaría de Policía Nacional en Fuengirola, localizaron a varias víctimas que se habían sometido a tratamientos con resultados lesivos en dicho salón de belleza.

Estos clientes, que en su momento no habían interpuesto denuncia, aseguraron haber sufrido lesiones a causa de los retoques estéticos llevados a cabo en el mencionado salón de belleza, han precisado desde la Policía Nacional.

Por último, tras comprobar tales hechos y quedando constatada la falta de titulación exigida para estas actividades y que no tenía la formación necesaria, los agentes procedieron a la detención de la propietaria del centro.

El traficante de anabolizantes que hacía creer a su familia que trabajaba como albañil en Marbella

Para su familia, era un obrero de 65 años con manos curtidas por el cemento y la cal. Pero ni construía ni remodelaba viviendas. Nadie sospechaba de que, en realidad, el polaco que madrugaba y salía de su casa cada mañana con su vehículo atestado de herramientas escondía un arsenal de anabolizantes que tenía planeado vender en redes de gimnasios para facilitárselos a deportistas. Fracasó. La Policía lo capturó antes y destapó su negocio, cuyos hilos manejaba al alimón con un compatriota suyo. En dos viviendas, él y su compinche, considerado el cerebro, escondían 78.000 dosis de sustancias dopantes, el "segundo o tercer" alijo más cuantioso intervenido hasta ahora en España. Los dos supuestos traficantes duermen ya en prisión.

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