Hace treinta años el diseñador californiano de alta joyería Robert Procop visitaba por primera vez Marbella atraído por el sol, sus playas y su gastronomía. Ahora, regresa a la ciudad para presentar en España su nueva colección. Sus piezas, únicas y al alcance de muy pocos bolsillos, se encuentran desde este viernes y hasta final de mes expuestas en la tienda Gómez y Molina de Puerto Banús.

La muestra, formada por más de medio centenar de diseños exclusivos, destacan por la calidad de sus piedras. “Para nosotros fue una verdadera sorpresa descubrir un diseñador que buscaba las piedras naturales y no tratadas, pues el 80 por ciento de las piedras que encontramos en el mercado suelen ser tratadas para mejorar el color o la calidad. Él va directamente a la mina donde producen las piedras y busca las de mayor calidad sin ser tratadas, lo cual es muy difícil y muy exclusivo, aún más que los diseños que fabrica”, señaló Marina Gómez, copropietaria de la mítica tienda de relojería y joyería Gómez y Molina de Marbella que este año celebra sus bodas de oro.

En cuanto a los diseños, el propio Procop explicó que “me inspiro mucho en la gema, en la piedra, pues cada una tiene su propia personalidad, su color, el brillo; mientras que para las colecciones me inspiro en la vida, en los viajes”, relató. Precisamente, uno de los brazaletes de su colección está inspirado en su primera visita a Marbella hace ya treinta años. “Cuando vine hace 30 años lo hice buscando el sol, la playa y la buena comida, y pasaba la mayor parte del tiempo bajo el agua, tomando el sol y disfrutando mucho de la gastronomía española”, reconoció.

Fue a principios de año, durante la feria internacional de joyería y relojería de Basilea donde conoció a los hermanos Gómez y Molina y establecieron los primeros contactos para traer su firma a la ciudad. “Eligió Marbella en una parte por la categoría de tienda que somos y la tipología de clientela que tenemos, que busca una joya muy sofisticada y exclusiva como las que él diseña y fabrica”, apuntaron.

Procop fabrica alrededor de unas 500 piezas al año y asegura que vende todas las que fabrica a clientes procedentes de todas partes del mundo. Aunque rehusa hablar de cifras, sus piezas están al alcance de muy pocos. En parte se debe porque viaja directamente a la mina de donde se extraen, como es el caso de Colombia o Sri Lanka, donde las selecciona por su calidad y su rareza antes de introducirlas en el mercado. En cuanto al tipo de público al que va dirigido, explica que generalmente suelen ser clientes que buscan la exclusividad y la sofisticación. “Son joyas excepcionales para clientes que entienden lo que significa una piedra natural”, apuntó.

Según cuenta el mismo Procop, nunca pensó que acabaría siendo diseñador de joyas sino ingeniero. Fue a los 16 años cuando empezó a trabajar en el taller de una joyería y donde tuvo la oportunidad de diseñar joyas para otras firmas. A partir de entonces no solo aprendió cómo se cortaban las gemas, sino también a comprar y a vender piedras, hasta el punto que descubrió que esa era su verdadera pasión.

Su nombre está asociado al de artistas como Angelina Jolie, primero como cliente, diseñó el anillo de compromiso de la actriz y Brad Pitt, y más tarde como colaboradora, pues juntos trabajan en una línea de joyas cuyos beneficios se destinan a la fundación Education Partners for Children of Conflict (EPCC), de la que también forma parte.

“Somos amigos desde hace mucho tiempo, ambos compartimos la pasión por las gemas y la joyería y también por devolver a la sociedad un poco de la suerte que tenemos con ayudas en caridad en distintos países”, comentó.

La exposición podrá visitarse hasta finales de agosto en Puerto Banús, fecha a partir de la cual viajará a otros países.