Los 101 kilómetros en 24 horas, organizados por la Legión, son una de las pruebas más esperadas del calendario por los amantes de las carreras de montaña extremas. El recorrido por diferentes municipios de la Serranía de Ronda pone a prueba a los más preparados y hace sufrir mucho a aquellos que pueden caer en alguna de sus múltiples trampas, ya que cualquier error de cálculo hace que se conviertan en una prueba extremadamente dura que concentra lo peor al final de su recorrido, cuando las fuerzas ya comienzan a fallar. Además, por las especiales características del terreno y la propia comarca rondeña, la aparición de la lluvia o el sol se pueden convertir en el peor de los enemigos.

Durante los años que lleva celebrándose la prueba son muchos los que se han puesto el reto de realizarla de algún modo especial, desde acometerla con el equipo de bombero colocado hasta realizarla con algún tipo de indumentaria especial, como ir vestido de romano.

Este año no será menos y entre aquellos que apostarán por superar el reto de completar los 101 se encuentra Rafael López, un vecino de Marchena (Sevilla)que quedó inválido tras sufrir un accidente de motocicleta y que es ya un especialista en carreras extremas.

Los 101 han sido el último reto que se marcó este hombre, que tiene ya completados 10 ironman. Estará acompañado por un equipo de sevillanos, marcheneros y rondeños, que serán los que le apoyen a lo largo del recorrido que acometerá con su handbike.

Un reto importante y complejo, por lo que el equipo viene realizando desde hace semanas diferentes entrenamientos para poner a punto de la preparación de todos sus componentes. Ángel Vázquez, José Luis Badillo, Antonio Fraile, Andrés Zambrana, Salvador Molina y Francisco Espejo serán el apoyo de Rafael López para los tramos en los que necesite ayuda, ya que solo sería imposible que salvara determinados puntos.

“No necesita mucha ayuda, no veas como aprieta”, apuntaba José Luis Badillo, mientras bromeaba con la velocidad que Rafael es capaz de alcanzar con su handbike en algunos tramos del recorrido.De momento están acometiendo entrenamientos con tiradas largas para comprobar la adaptación del equipo y tener conocimiento del terreno y las dificultades que se pueden encontrar, para lo que algunos de los ejercicios han durado hasta seis horas.

La ilusión de Rafael López por poder participar en los 101 es evidente, al tiempo que tiene claro que su único objetivo es finalizar la prueba dentro del horario máximo de 24 horas que está fijado.Rafael explicó que hasta el momento no había pensado en realizarla, aunque un amigo que le había acompañado a diferentes pruebas de montaña, como la subida al Veleta, le sugirió la idea y decidió aceptarla. “Cada vez que pasan más días y hacemos más entrenamientos en el recorrido estoy más animado”, explicaba. Reconocía que “es una prueba muy dura”, pero añadía que con “la ayuda de ellos en los puntos más críticos seguro que la sacamos adelante”.

Entre los tramos más míticos de la prueba se encuentra la subida a la Ermita, el Hacho, La Torre del Moro (el mundo del barro) o la subida del Tajo rondeño. Estos son algunos de los tramos en los que ya han podido probarse a la espera del día de la carrera, aunque reconocen que no es lo mismo hacer el entrenamiento por partes que realizar al completo el recorrido previsto.

Eso sí, resalta también la importancia del equipo que le acompaña. Y es que ellos, además de realizar la prueba propiamente dicha, tendrán que ayudarle en aquellos puntos en los que sea necesario, lo que añade un punto extra de esfuerzo para sus componentes. “Es un gran equipo y estoy muy orgulloso del gran grupo que llevo”, decía.

Un ejemplo de superación que Rafael anima a imitar a aquellas personas que puedan verse en una situación similar a la suya. “Es importante buscar alicientes, imponerte retos e intentar superarte, y esa idea es la que intento inculcar en la unidad de medulares cuando doy una charla”, reflexionaba.

Además, en el equipo insisten en resaltar otro apoyo tan importante como el del propio equipo: el de sus patrocinadores, ya que es complicado obtenerlos para este tipo de aventuras. Sin la ayuda de la Fundación Unicaja, Intersport, Grafisur y Mantenimientos Pacheco no hubiera sido viable, por mucha ilusión y preparación que hubieran puesto Rafael y el equipo que le acompaña.