'Joseillo', un pastor de la Axarquía con 63 años: "La soledad me ha dado mi vida"

José Antonio Gómez García, originario de Canillas de Aceituno, realiza desde hace décadas un oficio muy sacrificado y casi extinto en la actualidad

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José Antonio Gómez García
José Antonio Gómez García / Ignacio Martín

Axarquía/En la España de los 60, los habitantes de los pequeños pueblos de la Axarquía no disponían de los mismos recursos que en la actualidad para elegir profesión. La mayoría ejercía un trabajo "heredado". Al igual que muchos cabreros y pastores de aquella época, con apenas nueve años, José Antonio Gómez García (1962), más conocido como Joseillo, aprendió "por obligación" el arte de "dirigir ovejas". Paradójicamente, si el originario de Canillas de Aceituno hubiera nacido en este siglo, seguiría viviendo de lo mismo: "El que nace siendo pastor, muere siendo pastor".

Los pastores y cabreros en esta comarca malagueña están extintos. Esto es "una realidad", según admite. Hace décadas, "se veían por todos lados, ahora cuesta tomar un café con uno", añade. La desaparición de este oficio tiene una explicación muy sencilla: "Nadie quiere trabajar a día de hoy en algo tan sacrificado".

Gómez no tuvo la opción de elegir de qué trabajar, aunque esto no fue un problema para él. Procedente de una familia humilde de Pasada de Granadillos (Canillas de Aceituno), con 9 años abandonó su pueblo para instalarse en Benamocarra, donde vive a día de hoy. En este municipio desarrolló el oficio que acabó amando: ser pastor, al igual que su padre, abuelo y bisabuelo.

Con tan solo nueve años, caminaba junto a las ovejas de su padre. Después del servicio militar, cuando tenía 21, ya disponía de 100 animales para él solito. Aunque en sus inicios también tenía cabras, con el tiempo se especializó en las ovejas. Su trabajo no le impidió formar una familia y casarse. A los 25 años fue padre.

Pastor de la Axarquía ordena a sus perros orientar a las ovejas / Ignacio Martín

Un trabajo de lunes a domingo

Gómez lleva toda una vida dedicada a lo mismo, haciendo las mismas tareas y realizando las mismas rutas. "No me he planteado hacer otra cosa", expone. Trabaja de lunes a domingo, todo el año, salvo días casuales, siempre está fuera. "Salgo llueva, nieva o truene. ¿Quién aguanta esto a día de hoy?", se pregunta el pastor.

En invierno pasa menos horas fuera del hogar, inicia la jornada por la mañana y la termina sobre las 20:00 o las 21:00, pero en verano puede acabar sobre las 23:00, aunque algunas mañanas descanse. "Y al día siguiente como muy tarde a las 6:00 horas estoy de pie", añade. Incluso hay días en los que tiene que dormir en su coche: "No siempre se pueden dejar las ovejas". Transita principalmente por Vélez-Málaga y Benamocarra, aunque en ocasiones se mueve por Almáchar, Iznate u otros municipios cercanos.

Normalmente, recorre unos kilómetros diarios, pero en los días de traslado la cifra puede llegar a diez. "Durante un tiempo transito por una zona, dejo las ovejas en un cerco, vallado que las protege, cuando se termina la hierba me marcho a otra parte", explica.

Lo que sería para muchas personas "una condena", como él mismo define, es para Joseillo "toda una vida". Se refiere a la soledad, al tiempo diario que pasa únicamente acompañado de sus perros y ovejas. Él le da la vuelta a la moneda y solo aprecia "lo bueno" de estos momentos: "El estar solo, con mis animales, no tener discusiones, problemas, disfrutar del sonido del campo y simplemente ver a mis ovejas comer, estos detalles me hacen feliz, me dan la vida", se sincera. Asimismo, también destaca que en su poco tiempo libre sale a cenar con su mujer y pasa tiempo con la familia: "Una cosa no quita la otra", manifiesta.

José Antonio Gómez García con sus perros
José Antonio Gómez García con sus perros / Ignacio Martín

Rebaño y perros

Ha llegado a tener un rebaño de hasta 1.018 ovejas. A día de hoy la cifra es bastante más baja, solo dispone de unas 250: "Hay veces que más, otros menos. Depende de si se me mueren muchas o del momento, un día llegué a perder 24 por muerte natural, y otro, un perro me mató a siete, esto es lo más peligroso", asegura. "Conozco a cada una de mis ovejas, sé cuando pasa algo fuera de lo común", presume.

Además de ovejas, cuenta con siete perros, cuatro pastores Border collie y tres mastines para protegerlas: "Panda, Rubiales, Chari, Boca, Canelo, Golfo y Adelina, estos son mis mejores amigos", enumera Gómez los nombres de todos sus perros.

Respecto a la cantidad de corderos que produce, una media de 250 al año, detalla. En contexto, 14 o 15 kilos de cordero se vende a unos 90 o 100 euros, los lechales pesan menos, añade el pastor. Las cantidades dependen de la época. El pastor solo comercializa carne, "la leche de mis animales son para consumo propio".

Corderos de José Antonio Gómez
Corderos de José Antonio Gómez / Ignacio Martín

Peligros del oficio

Al sacrificio de horas, se suman otros peligros: los días de lluvia. "El 28 de octubre salí como siempre y me llegó una DANA, recién operado. En estos momentos tienes que protegerte como puedas, no puedes irte y dejar el rebaño. Aguantas la tormenta como puedas y te aíslas en sitios con muchos árboles, evitando zonas peligrosas", explica Gómez.

Aún peor fue el 13 de noviembre, el día de la segunda DANA, la que más afectó a la Axarquía: "He tenido momentos difíciles, pero jamás olvidaré este. Fue el día de mi cumpleaños, me pilló en una finca, el tiempo se me pasó eterno, no sabes cómo actuar, ni puedes prepararte nada", expresa el protagonista.

Rebaño de José Antonio Gómez García
Rebaño de José Antonio Gómez García / Ignacio Martín

Retiro

Gómez se jubila en unos años, ya piensa en el momento y deja paso a su hijo, la quinta generación familiar, quien llevará el rebaño: "No sé si estaré preparado para dejar esto, pero sí sé que he disfrutado cada segundo de este oficio y que no me arrepiento de nada de dedicar toda una vida en hacer lo que amo", se sincera el protagonista. Mientras tanto, seguirá recorriendo los campos de la Axarquía para disfrutar de la soledad y sus animales.

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