Una joya peligrosa del baranquismo

Considerada por los amantes de los deportes de aventura como la catedral del barranquismo en Andalucía, el cañón de las Buitreras es un impresionante cortado que el río Guadiaro ha labrado sobre el terreno calizo del Parque Natural de Los Alcornocales, cerca de Cortes de la Frontera. Lo profundo de la garganta, que alcanza en ocasiones los 100 metros de profundidad y la estrechez de sus paredes son algunos de los grandes atractivos de este descenso, incluido por las empresas de turismo activo de Ronda y la Serranía entre sus actividades ofertadas. No obstante, cuando el río no va crecido atravesarlo no suele suponer reto alguno. "Todo el mundo puede realizarlo en esas condiciones", asegura Rafael Flores, delegado de Medio Ambiente del Ayuntamiento y gran conocedor del cañón.

Sin embargo, cuando el nivel del agua es más alto las Buitreras muestra su naturaleza más peligrosa y solo los barranquistas más experimentados son aptos para aventurarse entre sus pasadizos. "Tiene una cuenca de recepción muy grande y eso hace que el nivel del agua sea muchas veces muy alto y se produzcan corrientes peligrosas", señala por su parte Jesús Olvera, de la empresa de aventura Al-Andalus Activa.

Por ello, no hay que bajar la guardia y confiarse durante los meses de verano, ya que aunque no llueva en esa zona, una simple tormenta sobre la Sierra de las Nieves puede hacer que el nivel de agua suba considerablemente. A ello se suma el hecho de que una vez iniciado no es posible desandar el camino y es necesario completar el recorrido. Además, en caso de ser necesario un rescate, la orografía complica hasta límites inimaginables una intervención de los equipos de emergencia, especialmente por lo estrecho del cauce, que hace que ni siguiera un helicóptero sea útil.

No en vano, para realizar este cañón, declarado monumento natural, es necesario contar con un permiso a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, que actualmente sólo permite el acceso en época estival, no sólo por el riesgo que conllevan las lluvias, sino también como medida de protección hacia los numerosos anidamientos de buitres que se producen en la zona.

Algunas empresas optan por ofertar esta actividad sólo a personas con cierta experiencia en deportes de aventura, o sugieren a los interesados que antes realicen otro barranco de un nivel más básico. Y siempre con grupos muy reducidos, ya que "incluso una simple torcedura de tobillo puede convertirse en un importante contratiempo", afirma Olvera. Aún así, no resulta extraño que lo realicen personas y grupos sin la preparación ni los materiales adecuados, y fuera de la fecha establecida.

El pasado lunes un hombre de 48 años falleció en el Cañón de las Buitreras. Según los primeros indicios, el hombre murió por presunto ahogamiento, ya que se habría caído mientras practicaba barranquismo con otros tres compañeros a la altura del Puente de los Alemanes.