La lengua azul provoca ya la muerte de 1.500 ovejas en Málaga: "Es un problemón el de los ganaderos"

La enfermedad es transmitida por un mosquito y se teme que la situación pueda empeorar hasta que llegue el frío

Los ganaderos de Málaga reclaman mataderos comarcales móviles para cabras y ovejas

Ovejas durante una feria ganadera. / Javier Flores

"Es un problemón el que tiene los ganaderos". Son palabras de Francisco Moscoso, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en la provincia de Málaga, para referirse a la grave situación que están teniendo que afrontar las ganaderías malagueñas debido a la expansión de la lengua azul. Una enfermedad con un elevado índice de mortalidad que afecta, principalmente, al ganado ovino. No obstante, también puede hacerlo a cabras y vacas.

Desde que se detectaron los primeros casos en el mes de julio en la zona de Cártama son ya unas 1.500 las ovejas que han muerto a causa de la misma en la provincia de Málaga, según ha sostenido esta organización. La mayoría de los casos se concentran en ganaderías del valle del Guadalhorce, aunque también existe preocupación en otras zonas debido a que el mosquito que la transmite con sus picaduras no deja de ampliar su radio de acción. De hecho, existen casos de fallecimientos de ovejas en zonas de Alfarnatejo, Casares o Fuente de Piedra que están siendo investigados para saber si han sido por lengua azul, según han explicado desde UPA.

Los casos que se están detectando son del denominado serotipo 3, cuya vacuna debe ser sufragada por los propios ganaderos, por lo que desde UPA reclaman a la Junta de Andalucía ayudas económicas para hacer frente a esta enfermedad que tiene un alto índice de mortalidad. De hecho, la media de muertes en una ganadería afectada suele oscilar entre las 70 y las 100 ovejas.

Precisamente, la efectividad de la vacuna contra el serotipo 3 es otro de los aspectos que ponen los ganaderos sobre la mesa y reclaman a la administración que se realicen mejoras sobre la misma. Uno de ellos es Cristóbal González, que ya perdió 150 animales entre ovejas y corderos pese a vacunar a su rebaño de 1.500 ovejas y volverlo a hacer tras detectarse los primeros casos. "Está claro que esa vacuna no ha funcionado bien", ha señalado. Ahora espera que la vacuna que acaba de poner contra el serotipo 8 sí que sea efectiva, al igual que lo están haciendo contra las destinadas a los serotipos 1 y 4 de esta enfermedad.

En su caso también ha denunciado la "lentitud" que considera que está teniendo la administración pública a la hora de reaccional ante una enfermedad que causa unos 100 euros de pérdida por cada animal que se muere. Es por ello que también están reclamando que se habiliten líneas específicas de ayudas para los ganaderos que están resultando afectados,

A pesar de ello, hasta el momento la única forma de luchar contra la misma es la vacunación y la revacunación, a la espera de que llegue el frío y el mosquito transmisor entre en hibernación. Eso sí, la revacunación en estos momentos tiene el riesgo de que los animales pueden sufrir abortos, lo que supone una doble pérdida para los ganaderos que tienen en sus borregos la principal línea de ingresos económicos. Y es que en la zona los rebaños de ovejas no suelen ser productores de leche y solo se dedican a la cría de corderos que suelen alcanzar sus mejores precios en fechas próximas a la Navidad.

Es por ello que desde UPA han insistido en la necesidad que la administración autonómica ponga en marcha ayudas. "Son muchos los animales que ya han muerto", ha señalado Moscoso, que se ha mostrado convencido de que pronto se producirá un nuevo encuentro entre las organizaciones agrarias y los responsables de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía.

Además, en el caso de ovejas productoras de leche, cabras y vacas tiene como consecuencia añadida una reducción importante de la producción lechera, pudiendo pasar de 1.000 litros diarios a unos 600, perdiendo así sobre un 40% de la producción.

Una de las ovejas muertas en la ganadería de Cristóbal González. / M.H.

Una de las ganaderas de caprino en la zona es Lorena Suárez que, pese a todavía no tener muertes confirmadas por la enfermedad, sí que muestra ya su preocupación por la posibilidad de ser la siguiente afectada. "Esta mañana estuve hablando con un compañero que tiene ya cuatro casos confirmados en cabras, que aunque se supone que afecta menos es una situación que se está yendo de las manos", ha señalado.

Por ello, también ha reclamado a las administraciones competentes que no miren hacia otro lado y realicen las investigaciones necesarias para que se puedan tomar medidas para frenar la expansión de la enfermedad.

Por su parte, el secretario general de Coag en Málaga, Antonio Rodríguez, ha reconocido que "quizás nos hemos relajado todos un poco". Tras los primeros casos detectados el pasado año, cree que se debió ser mucho más estricto por todas las partes. Eso sí, ha señalado que "la situación está muy complicada".

Rodríguez insiste en que la única solución hasta el momento es la vacuna, por lo que reclama que entre el sector y la administración se elabore una estrategia que haga que los rebaños lleguen todos vacunados al inicio de los primeros días de calor que suelen traer la reaparición del mosquito transmisor. Eso sí, reconoce que la vacuna que se preparó contra el serotipo 3 no está siendo todo lo efectiva que se pensaba, durando entre los 4 y 6 meses, según los cálculos de los propios ganaderos.

"Si hacemos las cosas bien en invierno llegaremos al año que viene en otra situación", sostiene Rodríguez. Eso sí, también reclama a las administraciones públicas su apoyo. "Ahora la necesitamos de nuestro lado, no que vengan a enterrarnos en burocracia", ha afirmado. Además, también solicita la puesta en marcha de ayudas específicas para los afectos.

Rodríguez anuncia que se está trabajando en unas jornadas conjunta entre las organizaciones agrarias y las administraciones para analizar la situación. Un encuentro en el que se espera que se puedan tener datos concretos sobre la afección exacta en la comarca de la provincia

Por otra parte, a pesar de las cifras y de las dramáticas imágenes que se están viendo en algunas ganaderías, recuerda que se trata de una enfermedad que no se transmite a las personas.

Desde la Junta de Andalucía ya se indicó en su momento que "la enfermedad se transmite por la picadura de un vector, cullicoides, por lo que otra medida preventiva eficaz es el tratamiento de los animales con desinsectantes y repelentes eficaces contra el vector".

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