La máxima de los antiguos empleados de Tívoli: “La apertura y proteger el legado de otras generaciones”
El parque continúa cerrado desde hace "casi 4 años"
Un grupo de extrabajadores sigue manteniendo las instalaciones
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El parque de atracciones Tívoli de Benalmádena continúa cerrado a cal y canto desde hace “casi cuatro años”, unas instalaciones que están siendo mantenidas por parte de la antigua plantilla que durante años ha trabajado en el espacio de ocio, y cuya máxima es la “apertura y proteger el legado de otras generaciones”.
Tras abandonar la batalla judicial por mantener los puestos de trabajo, los antiguos empleados siguen afanándose en el cuidado del recinto y de sus animales, con más de 50 pavos, con el que existe una vinculación que va más allá de lo económico. El interés de nuevos inversores por reabrir el espacio lúdico supone una esperanza, después de resolver los tribunales en 2021 la entrega del parque al grupo inmobiliario Tremón y con un concurso de acreedores necesario que todavía no se ha resuelto, lo que generó su cierre en septiembre de 2020.
"Tívoli ha pagado mi piso, mis experiencias, mis viajes y mis conocimientos. ¿Qué más me da invertir 4, 5 o 6 años más hasta que esto se abra?. Lo tengo hecho todo”, ha indicado Juan Carmona, que ha trabajado “33 años bajo el salario” como jefe de sonido y encargado del Departamento de Electrónica.
Su vida discurre las 24 horas del día en Tívoli, formando parte de una veintena de los antiguos empleados que continúa haciendo labores de mantenimiento, cuidado y vigilancia, todo ello sin cobrar 2 años hasta que se extinguieron los contratos de trabajo. Tras llevar “casi cuatro años cerrado”, el parque presenta “deficiencias en la jardinería por la escasez de agua”, aunque ha matizado que “está todo intacto”, “sigue todo dentro y no hay grandes variaciones” y “las atracciones funcionan”, ha asegurado después de echar varias a andar con la visita de inversores interesados.
Las labores de vigilancia han sido destacadas tras los intentos continuados desde 2022 de numerosos individuos, “rozando las 200 personas”, de entrar al parque, “la mayoría para grabar o para vandalizar”, aunque también ha habido algunos robos, ha recordado Carmona, subrayando que desde que se implantó el sistema de vigilancia ha descendido.
“No soy quién para quitarle a los infantes el derecho de conocer Tívoli el día de mañana y, si cierran y nos echan, yo dormiré tranquilo porque lo he dado todo”, ha indicado el exempleado, quien ha resaltado que “la máxima es la apertura, ni salario ni nada, aunque estemos fuera, y proteger el legado de otras generaciones, las anteriores y las que puedan venir”, ha recalcado.
Una vida ligada al Tívoli
Lina de los Ríos acumula una vida ligada a Tívoli, ya que sus padres se trasladaron en los años 70 de Colmenar a Arroyo de la Miel para trabajar en el parque, en el que también han desarrollado parte de su vida laboral sus 2 hijos y ella misma, que desde 1982 ha trabajado como “taquillera, en las atracciones o limpiando”.
“He vivido experiencias muy bonitascon los artistas”, recordando a “Alejandro Sanz, que cuando empezó era un niño; Sergio Dalma, Los Morancos o la Pantoja”. También momentos “malos”, como los años en los que gestionó Rafael Gómez, que ha calificado de “nefasta”, así como su intento por “dividir a la plantilla”.
“Mi vida ha sido muy bonita en Tívoli, gracias a Tívoli tengo mi casa porque mis padres trabajaron en allí y mi marido un tiempo. Lo que tengo se lo debo a Tívoli, mi vida se la debo a Tívoli”, ha subrayado. Ello pese a que su situación “es mala porque cobrar el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA) te desprende de una cosa que te ha pertenecido durante tantos años, que tú la llevas dentro como parte tuya”.
“Tengo mucha ilusión en que vuelva a abrir y la juventud recuerde como nosotros los momentos tan bonitos que se pueden vivir en un parque tan familiar”, ha ensalzado De los Ríos, al tiempo que ha recalcado que “sería el logro que tendríamos los viejos de más de 20 años, el mayor afán es abrir aunque sea costa de nuestros puestos de trabajo”.
Beli Nieto ha trabajado 30 años como administrativa en el departamento comercial de Tívoli, del que tiene “muy buenos recuerdos, tanto por parte de los compañeros porque el parque era una gran familia, como las vivencias con los clientes, con los que con muchos terminabas haciendo una amistad”. Como otros, acude a diario al recinto para su mantenimiento. “Estamos al tanto del perímetro para que no haya vandalismo y procuramos de mantenerlo lo mejor que podemos, aunque tenemos pocos medios porque solo tenemos nuestras manos”.
Nieto ha subrayado la “vinculación emocional bastante fuerte” de estos empleados con Tívoli: “No nos consideramos solo trabajadores, el parque es algo nuestro, es algo que llevamos y tenemos que cuidarlo como si fuera nuestra casa. Lo que queremos es que pueda abrir sus puertas y vuelva a dar ilusión igual que antaño y seguimos porque lo sentimos algo nuestro”. “Tívoli es parte de nuestras vidas”.
Gonzalo Martínez ha trabajado 18 años como responsable de Recursos Humanos de Tívoli. “Ha habido momentos buenos porque la empresa me gustaba, y malos por cómo estamos ahora, el desenlace y la historia de la empresa, que estamos todos en la calle”. Martínez ha resaltado la vinculación “sentimental” con el parque, ya que “después de 18 años ahí te pasa de todo”. “Llevas a tus sobrinos, a mi niña de 2 años no la he podido llevar porque está cerrado y espero que algún día abra y poder llevarla”.
José Luis Guzmán ha trabajado durante 30 años como relaciones públicas en Tívoli. A día de hoy, ha recordado que parte de la antigua plantilla continúa concentrándose a diario para pedir su reapertura, pese a que “el procedimiento laboral está extinguido”. Junto a éstos, ha apuntado que “hay otros compañeros que están trabajando, otros se han prejubilado o hay gente que no ha encontrado salida laboral, hay muchas situaciones muy diversas” tras el cierre y estar 2 años sin cobrar.
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