Retoques estéticos low cost con bótox 'pirata' en Fuengirola: "Las empeoraba en lugar de mejorarlas"
"Ninguna quedó bien, pero una de ellas incluso tuvo que ir a urgencias", relata la Policía sobre las secuelas de los tratamientos ilegales que, desde 200 euros, realizaba la responsable de un centro de belleza
Detenida una mujer por realizar tratamientos estéticos sin titulación en Fuengirola
Lo que comenzó con un retoque estético para disimular los signos visibles del envejecimiento terminó, para varias mujeres, en una experiencia traumática con secuelas, también emocionales. Atraídas por precios low cost, las víctimas confiaron en un salón de belleza en Fuengirola donde se les aplicaba inyecciones de bótox sin la mínima garantía sanitaria. El resultado: párpados caídos, ojos totalmente cerrados y rostros desfigurados. Lejos de hacerlas rejuvenecer, tuvieron que ser atendidas en un hospital. “En lugar de mejorarlas las empeoraban. Ninguna de ellas quedó bien, pero una tuvo que ir a urgencias”, subraya en declaraciones a este periódico uno de los responsables policiales del Grupo I de la UDEV de la Policía Nacional, al frente de la investigación.
El supuesto caso de intrusismo estético ha vuelto a poner el foco en los riesgos de una práctica ilegal. La arrestada, esta vez, es una mujer de 31 años y origen magrebí, con nacionalidad española, que presuntamente ofrecía tratamientos estéticos invasivos sin contar con la titulación exigida por ley. La Policía ha podido localizar a tres víctimas.
La investigación dio comienzo tras alertar el Colegio de Médicos de presuntas prácticas irregulares cometidas en un centro ubicado en Fuengirola. Su responsable, bajo la apariencia de un salón de belleza legal, ofrecía tratamientos faciales que sólo pueden ser aplicados por personal médico cualificado. Se cree que operaba desde hacía tres años.
El centro estético funcionaba mediante citas concertadas por teléfono. No existía folleto informativo ni consentimiento previo: las clientas acudían y eran atendidas directamente por la propietaria en una habitación del centro de belleza. El precio de los tratamientos partía desde los 200 euros, muy por debajo de los costes que estos tratamientos en clínicas estéticas legalizadas.
Las consecuencias no tardaron en aparecer. Al menos tres mujeres reconocieron haber sufrido efectos adversos tras someterse a los retoques. Pese a no haber denunciado en su momento, las víctimas accedieron a colaborar con los agentes del Grupo de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV). En sus declaraciones, coincidieron en que no se les ofreció información previa ni garantías sanitarias antes de recibir el tratamiento.
La detenida, que también regenta una clínica estética en Marruecos, argumentó que estaba “en proceso” de obtener la titulación correspondiente. En España, sin embargo, su licencia sólo la autorizaba a ofrecer servicios de peluquería y manicura, nunca intervenciones médicas.
El juez la ha dejado en libertad con cargos y a la espera de juicio, mientras sigue investigada por un presunto delito de intrusismo profesional. El centro en el que aplicaba los tratamientos ilegales ha sido clausurado de forma provisional toda vez que se determina su situación legal.
Golpe a la cosmética coreana pirata en clínicas
En 2024, la Guardia Civil asestó un golpe al al boom de la cosmética coreana clandestina. Los investigadores desmantelaron una presunta banda criminal dedicada a la importación, almacenamiento y distribución de productos sanitarios ilegales —como toxina botulínica, hialuronidasa y ácido hialurónico— en 24 clínicas de Alicante, Málaga, Madrid, Cádiz, Murcia, Córdoba y Sevilla en las que realizaban los tratamientos estéticos sin titulación. Dentro de los medicamentos ilegales aprehendidos, había 700 viales de toxina botulínica, más de 200 envases de lidocaína, así como más de un millar de jeringuillas precargadas de ácido hialurónico.
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