El río que atesora la historia de Málaga
Málaga, ayer y hoy
El Guadalhorce sirvió de refugio para los mozárabes que hicieron frente al Califato de Córdoba y para abastecer de luz y agua a la ciudad
La profunda garganta natural, de tres kilómetros de longitud y escasos metros de anchura con pendientes verticales de hasta 300 metros de altura que discurre por el mítico Desfiladero de los Gaitanes, fue formada por el río Guadalhorce a lo largo de miles de años para poder atravesar la Sierra de Huma en su camino hacia el mar.
En este lugar, que es uno de los espacios naturales más visitados de la provincia, conviven los atractivos paisajísticos y geológicos (con abundancia de cuevas y simas), los grandes aprovechamientos hidráulicos (electricidad y pantanos), el ferrocarril y la huella de los mozárabes que en esta zona mantuvieron la resistencia contra los emires omeyas cordobeses bajo el liderazgo de Umar ibn Hafsun, entre los siglos IX-X, que encontró refugio en la fortaleza de Bobastro en estas sierras del Alto Guadalhorce.
A mediados del siglo XIX, según el historiador Víctor Heredia, este punto fue el elegido para el trazado de la línea de ferrocarril entre Málaga y Córdoba. La necesidad de atravesar el arco de sierras calizas que cruza la provincia de Málaga planteó a los ingenieros el reto de superar esta barrera natural siguiendo el curso del río Guadalhorce entre el Valle de su nombre, al sur, y la Vega de Antequera al norte. Se tuvieron que realizar numerosos túneles y viaductos para que el ferrocarril quedara inaugurado en 1865.
Con el paso del tiempo se fue formando una pequeña población en El Chorro, para dar alojamiento a los trabajadores empleados en las centrales hidroeléctricas, e incluso se instalaron algunas instalaciones industriales para emplear los saltos hidráulicos provocados por el descenso del río por estas gargantas. Existía un proyecto del ingeniero Leopoldo Werner para aprovechar el desnivel del río Guadalhorce en la zona comprendida entre El Gaitanejo y el Desfiladero de los Gaitanes, con el objeto de crear un salto de agua que sirviera para producir energía hidroeléctrica. Fue en 1903 cuando se constituyó la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro para explotar la concesión. Era una empresa familiar formada por Francisco Silvela, Rafael Benjumea y José Loring Heredia, que inmediatamente construyó el Salto del Chorro, con un canal de 4 kilómetros y un salto de 100 metros, que producía electricidad empleando maquinaria alemana y la enviaba a Málaga a través de una doble línea de postes de madera. Las instalaciones sufrieron una inundación en 1907 y un incendio al año siguiente, desastres que estuvieron a punto de hacer quebrar a la empresa. Con la ayuda de varios accionistas y la venta de la finca de La Concepción se salvó la situación y, bajo la dirección del ingeniero Rafael Benjumea, futuro conde de Guadalhorce, continuaron las mejoras técnicas hasta convertirse en una de las más potentes compañías del sector en Andalucía.
En esa década se construyó el pantano de Guadalhorce-Guadalteba, con dos presas gemelas casi en la confluencia de ambos ríos. El complejo quedó listo en 1973, ocasionando el cambio de trazado de parte de la línea férrea y la inundación y desaparición del pueblo de Peñarrubia.
l EL ORIGEN DE UN PANTANO El crecimiento de la demanda de electricidad llevó a construir un nuevo salto, el del Gaitanejo, un alarde estético y de ingeniería en el que la central eléctrica estaba adosada a la presa y el vertedero de la misma caía sobre los ventanales de la central. Para unir ambos saltos, el del Chorro y el del Gaitanejo, Benjumea diseñó un camino colgante de servicio, con un puente-acueducto del ingeniero Eugenio Rivera, que fue inaugurado en 1921 por el rey Alfonso XIII cuando acudió al fin de las obras del pantano del Chorro. Fue concebido para que el abastecimiento de agua a las centrales fuera estable y no estuviese sujeto a los ciclos estacionales, además de servir para el riego de las tierras situadas en la parte inferior. La obra fue aprobada en 1914 y finalizó siete años más tarde, bajo el nombre de pantano del Conde de Guadalhorce. Contó con el trabajo de 600 obreros y costó 22 millones de pesetas.
l UN ATRACTIVO TURÍSTICO NATURAL El entorno del Chorro y de los pantanos del Guadalhorce (Desfiladero de los Gaitanes y Parque de Ardales) es uno de los espacios naturales más visitados de la provincia, con un especial atractivo para los aficionados a la escalada y a los deportes de riesgo, ya que el Caminito del Rey, a pesar de permanecer clausurado por su mal estado de conservación y por los diversos accidentes mortales ocurridos, sigue constituyendo un foco de atracción para muchos visitantes. La restauración.
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