El restaurante de Rincón de la Victoria con el agua del grifo más "fresquita" para beber después de un partido de fútbol

Las reseñas negativas suelen tener un mayor impacto a la hora de elegir un sitio para comer, y se mueven con mayor rapidez a través de las redes sociales. Pero hay comentarios positivos que por su autenticidad dan una categoría especial al bar. Como le ha ocurrido a Eria Gourmet en Rincón de la Victoria, restaurante que ha recibido el reconocimiento de tener al agua del grifo "más fresquita" de la plaza en la que se encuentra.

El perfil de Soy Camarero (@soycamarero), conocido por hacerse eco de las condiciones laborales del sector de la hostelería, y donde también comparte reseñas, ha publicado uno de los últimos comentarios que ha recibido este bar de Rincón de la Victoria. Escrita por Rafa, explica que estaba jugando al fútbol con unos amigos en la plaza donde se encuentra el restaurante, y cuando acabaron el partido pidieron agua. Estaba tan fresquita, que no dudó en reseñarlo en Google y en darle cinco estrellas.

"El vaso de agua comparado con otros bares estaba fresquita", relata en el mensaje que habitualmente la que sirven está calentorra y sabe a jabón, "pero este restaurante es una excepción". Rafa también destaca en su mensaje que el ambiente del bar "parecía positivo". En la reseña explica que "es un sitio relativamente bueno que no conocía antes, pero el aspecto es satisfactorio, y esta limpito".

El comentario finaliza recalcando que es "un buen sitio para beber agua fresquita después de un furbo en la plaza".

Por su parte, el Eria Gourmet respondió a Rafa, dándole las gracias por el comentario. "Nos ha hecho mucha ilusión saber que tenemos la mejor agua del grifo de la plaza", apunta el local. Además, invitan a Rafa y a sus amigos a que acudan de nuevo a por agua fresquita después de sus partidos de fútbol.

Respuestas ingeniosas

Esta reseña ha suscitado varios comentarios en la publicación de Soy Camarero, donde otro perfil escribe que le sorprendió tanto el comentario "que se han escapado dos lagrimitas".

Otro viaja en el tiempo a cuando era más joven, y era quien pedía agua tras jugar al fútbol con unos amigos: "En el bar del tío de una amiga siempre pedíamos agua y el pobre hombre nos ponía tropecientos vasos que luego fregaba. Nos compró un botijo, nos lo llenaba todos los días con agua y nos lo dejaba en la entrada del bar", relata.