Los vinos rondeños llegan a Taiwán

Gastronomía

Cristina, un monovarietal elaborado con malbec por las bodegas Conrad, se consolidó en este mercado

Los vinos de las estrellas Michelin nacen en Ronda

Vinos hechos en Ronda, exclusivos para Australia

Rodrigo Nieme, enólogo de la bodega muestra una botella de Cristina en la sala de barricas.
Rodrigo Nieme, enólogo de la bodega muestra una botella de Cristina en la sala de barricas. / Javier Flores

Los vinos de Ronda hace tiempo que lograron consolidarse en el mercado nacional y muchos de ellos también han llegado fuera de nuestras fronteras, aunque se trata de una pequeña zona productora que ronda el millón de litros anual, una cantidad realmente pequeña si la comparamos con las grandes regiones vinícolas del país.

Hechos con mimo desde el campo hasta la bodega, muchos de ellos han logrado un gran prestigio con grandes críticas y se encuentran en algunos de los mejores restaurantes, hoteles y club gastronómicos del mundo, aunque, principalmente, en Europa. Son numerosos restaurantes con estrellas Michelin que los incluyen en sus prestigiosas cartas de vino.

El vino se envasa en dos formatos.
El vino se envasa en dos formatos. / Javier Flores

No obstante, hay bodegas que, como diría el viejo dicho, han logrado poner un pica en Flandes, en concreto, en Taiwán, un país asiático al que la bodega Conrad envía cada año entre 150 y 200 cajas cajas de Cristina, su vino elaborado a base de uva malbec. Una rareza en Andalucía, ya que son pocas las bodegas que cuentan con esta variedad y que encima elaboren un monovarietal.

Una historia que comenzó cuando una taiwanesa visitó la bodega, probó este vino y decidió llevarse unas cajas para probar con su venta en su país. Desde entonces no han dejado de enviar este vino al país asiático y cada año crece su demanda.

Variedad poco frecuente en España

En su caso, el fundador de la bodega, Theo Conrad, tenía un amigo suizo que tenía viñedos en una zona de la región de Mendoza (Argentina), en la que es muy frecuente esta variedad y se concentran buena parte de los viñedos que existen en el mundo con este tipo de uva. Fue este amigo el que le advirtió sobre el parecido de los suelos argentinos con los que acaba de adquirir en Ronda y le recomendó esta variedad, de la que se decidió a plantar unas 1.000 plantas.

Ahora, tras el éxito que está logrando este vino fuera de España y el buen encaje que esté teniendo en el mercado malagueño, los responsables de la bodega ya se plantean ampliar su número de plantas, que en la actualidad suponen una hectárea de las siete que cultiva en estos momentos la bodega.

La mayoría de los viñedos están situados alrededor de la bodega.
La mayoría de los viñedos están situados alrededor de la bodega. / Javier Flores

“Cualquier persona que entienda de vinos le dices malbec y lo quiere probar, porque es muy raro encontrarlo en España y en Andalucía”, dice el enólogo Rodrigo Nieme, que asegura que cuando se incorporó a la bodega y cató las cuatro barricas que había en aquel momento tuvo claro que había que elaborar un monovarietal que se creó en el año 2017. Una variedad que se distingue por tener mucha fruta y color, por lo que Soleón está elaborado a base de un ensamblaje de malbec y cabernet franc.

Un vino muy reconocible

“En Málaga comercializamos el vino mediante Vinoble y estamos teniendo muy buenos resultados, está siendo aceptado muy bien”, explica Rodrigo, que se muestra convencido de que con este vino han encontrado un buque insignia que les hace ser reconocidos en el mercado, aunque también comercializan otros dos tintos, Niño León y Soleón.

En Conrad han introducido además algunos cambios en los últimos años en la forma de trabajar el campo, en especial, en la poda, una técnica que Nieme asegura que hace que sea mucho más fácil el trabajo en la bodega una vez que llega la uva, aunque pueda llegar a ser complicado de comprender.

Sala de barricas de la bodega.
Sala de barricas de la bodega. / Javier Flores

Además, la propia vendimia tiene sus particularidades, ya que la ubicación de los viñedos hace que la recogida de una misma variedad en una misma parcela se realice en diferentes fechas. “Hacemos mucho campo, probando continuamente y buscando el punto óptimo de maduración que deseamos”, asegura Nieme.

De este modo logran que la uva de una misma variedad, situada a diferentes alturas en la finca y con incidencia del sol diferente llegue toda con unas características de maduración muy parecidas. Todo ello con un proceso en el que se trabaja de forma manual para el corte y selección.

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