La experiencia en el reality Supervivientes no solo desafía a los concursantes física y mentalmente, sino que también ofrece una perspectiva única sobre la propia imagen. Arantxa del Sol protagonizó un emotivo momento al enfrentarse a su reflejo por primera vez después de meses sin verse en un espejo.

Después de su reciente expulsión del programa, Arantxa tuvo la oportunidad de contemplar su cuerpo en el espejo, y la sorpresa fue evidente en su rostro. Con un "¡Por Dios, qué piernas!" inicial, expresó su asombro ante el espectacular cambio físico que había experimentado durante su tiempo en la isla.

En su análisis frente al espejo, con un bañador negro, Arantxa no pudo evitar comentar sobre su delgadez: "Por favor... si estoy hecha un pellejito... Qué fuerte." A pesar de la sorpresa, mantuvo un tono humorístico y positivo, incluso riéndose mientras se observaba.

Arantxa del Sol en 'Supervivientes'

La ausencia de espejos durante su estancia en la isla, desde el pasado 7 de marzo, añadió un elemento de shock a su reacción. Arantxa reflexionó sobre la cantidad de peso que había perdido, estimando alrededor de 10 kilos, a pesar de entrar al programa ya delgada.

La transformación física no fue lo único que sorprendió a Arantxa. Después de meses sin ducharse adecuadamente, la oportunidad de disfrutar de una ducha caliente se convirtió en un lujo inesperado. Sus expresiones de alivio y gratitud ante la sensación del agua caliente resaltaron la privación que había experimentado.

Tras el momento de la ducha, Arantxa se volvió a mirar en el espejo mientras se peinaba, notando las canas que habían aparecido durante su estancia en la isla. Este recordatorio de la falta de acceso a comodidades básicas durante su tiempo en 'Supervivientes' la llevó a emocionarse.

La emotividad de la experiencia culminó cuando Arantxa se sentó a una mesa preparada por el programa, donde compartió una cena especial. Expresó su deseo de compartir la experiencia con su ser querido y recordó a su familia, especialmente a su hija, quien había sido parte de su motivación para unirse al programa.

Tras todos estos momentos memorables, Arantxa del Sol se preparó para regresar a España, donde esperaban su marido y su hija. Su viaje en Supervivientes no solo la transformó físicamente, sino que también le brindó una apreciación renovada por las comodidades y los afectos de la vida cotidiana.