salud pública

El rasero sanitario

  • La Evaluación del Impacto en Salud (EIS) se asienta como un elemento clave en el desarrollo de políticas públicas en cualquier ámbito. Nuevas normas autonómicas incorporan ya el concepto como eje transversal.

La Evaluación del Impacto en Salud (conocida como EIS) era hace unos cuatro años una acepción técnica con aire innovador, una nueva herramienta de análisis que empezaba a incorporarse a algunos discursos (más o menos) políticos sobre gestión sanitaria, que protagonizaba debates profesionales especializados y que prometía ser un elemento indiscutible del futuro de las políticas públicas de cualquier ámbito; dando además alas al empoderamiento ciudadano. Han pasado cuatro años y la cuestión sigue, salvando excepciones, más o menos igual. Hay discurso político, hay debate especializado pero no hay calado palpable en la cuestión sanitaria pública. La EIS es una combinación de procedimientos, métodos y herramientas a través de las cuales se puede juzgar una política, programa o proyecto en relación con sus efectos potenciales sobre la salud de la población. Obras públicas y privadas, planes municipales grandes y pequeños, transporte, ocio, consumo... todo es evaluable desde el punto de vista de su impacto en la salud.

La Escuela Andaluza de Salud Pública acogió recientemente una conferencia internacional sobre EIS. Allí, profesionales de varios rincones del mundo pudieron dar fe de la extensión del concepto, su metodología y su alcance. Por ejemplo, el desarrollo del proyecto de alquiler público de bicicletas, ¿qué impacto puede tener en la salud de los ciudadanos? David Rojas-Real, del Centro de Investigación en Epidemiología Medioambiental de Barcelona, presentó en esta reunión una análisis que trataba de responde a esa pregunta analizando el caso de su ciudad y su Bicing. Su idea era cuantificar el riesgo y los beneficios de la mortalidad, asociada a la actividad física, la contaminación atmosférica y los accidentes de tráfico, y estimar los efectos de los viajes de Bicing en comparación con el uso del coche. La aproximación anual indica que la mortalidad de la población de Bicing fue de 0,05 muertes por accidentes de tráfico, y 0.221 muertes por exposición a la contaminación. Además, 14,79 muertes se evitaron debido a la actividad física. De este modo el total anual de muertes evitadas es de 14,53. Los autores creen que esto supone en materia de salud un ahorro de más de 21 millones de euros, una cifra superior a la inversión inicial realizada para montar el sistema de Bicing (15 millones) y su mantenimiento anual (10 millones).

Otro aporte. Astrid Lergaren, del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Copenhague, mostró que la evaluación del impacto en salud del fomento del uso de la bicicleta puede ayudar a la toma de decisiones en el diseño del transporte público.

Estos ejemplos de análisis han crecido de modo paralelo a su incorporación en las normas sanitarias. Algunas administraciones han iniciado su camino para ir impulsando las evaluaciones. Jesús María Fernández, viceconsejero de Sanidad del País Vasco, expuso en esta reunión su experiencia a través de una red de técnicos en salud que inicialmente estaban concentrados y que ahora están distribuidos en distintas administraciones. Además, adelantó la existencia de una ley de salud pública inminente que incluya la EIS como norma y apuntó que su objetivo es que "no se convierta en un obstáculo más que entorpezca la evaluación de proyectos". Del mismo modo, Josefa Ruiz, directora general de Salud Pública de la Junta de Andalucía, anunció la misma intención para la próxima Ley Andaluza de Salud Pública. Esta nueva norma, que ella calificó de "innovadora y valiente" presentará la EIS como uno de los ejes transversales, respaldado por un eje central de la ciudadanía que pretende ofrecer un nuevo rol en el empoderamiento ciudadano para el cuidado de su salud. Por su parte, Antoni Plasencia, director general de Salud Pública de la Generalitat, explicó que la Ley catalana también incorpora este eje que, en su opinión, es símbolo una transformación política importante.

Medir cómo afecta a la salud de las personas cualquier plan, obra o actividad puede ser también una herramienta para luchar contra las desigualdades. Nicole Valentine, del Departamento de Salud, Ética, Equidad, Comercio y Derechos Humanos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), matiza que "atender" las desigualdades no es suficiente; hay que conocer el fondo de las mismas, analizarlas. "Hay que combatir los determinantes, sociales y económicos que influyen en la salud", resume.

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