Los dos ex de Ciudadanos Inés Arrimadas y Guillermo Díaz, ahora unidos fuera de la política, acudieron este Jueves Santo a uno de los momentos más icónicos de toda la Semana Santa de Málaga: el traslado del Cristo de la Buena Muerte a hombros de los legionarios.

Un evento solemne al que miles de malagueños y foráneos acuden año a año para ver a la tropa de infantería desfilar, portar la imagen y entonar el famoso cuplé el Novio de la Muerte. 

De esta manera, la pareja, de cuya existencia varios medios de comunicación se han hecho eco este Viernes Santo, acudió a la capital presta a fundirse entre los malagueños y disfrutar de estos actos tradicionales.

Aspecto que no es de extrañar, toda vez que el ex diputado naranja por Málaga, además de ser boquerón adoptivo al haber desarrollado buena parte de su vida en esta tierra, pertenece a una familia con gran apego por la Legión.

Su padre es el coronel retirado Juan Antonio Díaz y actual presidente de la Fundación Tercio de Extranjeros, encargada de llevar por bandera la unidad y dar auspicio a ex legionarios en situación de vulnerabilidad, entre otros servicios. 

La presencia de los ex políticos durante el Jueves Santo se suma, asimismo, a la de otra figura extremadamente mediática a la par que institucional, como la Reina Sofía, que asistió al tradicional desembarco de la compañía de honores del Tercio D. Juan de Austria, III, que arribó al puerto en el buque Contramaestre Casado de la Armada Española.

Posteriormente, Su Majestad se desplazó a la plaza Fray Alonso de Santo Tomás para, igual que Arrimadas y Díaz, presenciar el traslado del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas a su casa hermandad, en su caso como invitada de honor. 

Esta fue la primera ocasión en la que doña Sofía, de 85 años, acudió a este acto, del que el entonces príncipe Felipe fue testigo en abril de 1996 en su estreno en la Semana Santa malagueña.