Entre bambalinas

Los tres domingos

  • Llegan los tres domingos más esperados: Pasión, Ramos y Resurrección. Que nada nos impida vivirlos, por mucho que cueste.

La Virgen de la Piedad discurre por calle Ollerías en su traslado.

La Virgen de la Piedad discurre por calle Ollerías en su traslado. / J. L. P.

¡Quedan 364 días para el Domingo de Ramos! Seguramente hoy vuelvan a verse por redes sociales a cofrades arrancando hojas al calendario del próximo año, despistados o perdidos. O no queriendo enfrentarse a una realidad molesta, pero alejada de ser un simple sueño del que podamos despertar. Ojalá fuese tan fácil. Hoy queda una semana para que llegue el Domingo de Ramos. Sin procesiones, pero con el mismo espíritu de ser una jornada de júbilo y pasión, vista desde el balcón de casa. Y no crean que tras estas letras no rezuma tristeza, que no se rompe quien las escribe, pues pocas fuerzas encara desde hace días… Pero le viene a la cabeza que llegan los tres domingos más esperados: Pasión, Ramos y Resurrección. Que nada nos impida vivirlos, por mucho que cueste.

 

Carta del pregonero

Javier González de Lara y el Teatro Cervantes tenían ayer una cita esperada que se ha visto truncada por el único ser microscópico al que nos hemos atrevido a revestir con una presea inmerecida. Por eso, el pregonero de la Semana Santa transmitió algunas de sus palabras a través de la web de la Agrupación de Cofradías que “habrá Semana Santa, porque los cristianos celebraremos, como en los últimos dos mil años, la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Aunque en esta ocasión, en medio de esta sobrecogedora realidad, los malagueños lo hagamos de otra forma, y no como desde hace siglos expresamos nuestra fe y devoción, a través de nuestras Sagradas Imágenes, Cofradías y tradiciones”. Un poco de esa ilusión y optimismo hace falta que siga irradiando esta ciudad en los próximos días.

 

Con la túnica no se juega

Tanto respeto merece un disfraz de Carnaval para un carnavalero como debe merecer la túnica para un cofrade. Tan intolerable es ver vídeos donde hermanos de una cofradía bailan con su equipo puesto en el salón de casa como que sus cofradías no se pronuncien –los comunicados mejor para pedir imposibles-. Por ello, es de aplaudir que corporaciones como Humildad y Viñeros hayan puesto las cartas boca arriba: la túnica no es un juguete ni un conjunto con el que lucir para hacer ver que tenemos tanta pena como tiempo libre. Mejor que este año queden guardadas y que, por favor, volvamos al anonimato bajo el capirote en 2021.

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