En una situación estratégica, entre el Desierto de Tabernas y el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, Lucainena de las Torres, considerado uno de los pueblos más bonitos de España, respira belleza por cada uno de sus rincones y naturaleza sobre lo que antes era una línea minera que conectaba el municipio con Agua Amarga, en la costa.

Lo que hoy ya es un Camino Natural Vía Verde sigue creciendo en busca de completar los 36 kilómetros de la totalidad de esta vía, una ruta magnífica para realizar en bicicleta, a pie e incluso a caballo.

Una ruta tranquila, con apenas un 2% de desnivel, que desciende desde los 530 metros sobre el nivel del mar de Lucainena de las Torres hasta los poco más de 200 de Venta del Pobre.

Camino de una década ya dentro de la red de pueblos más bonitos de España, en sus estrechas y laberínticas calles de blancas casas y fachadas con geranios el tiempo parece detenerse. Un trazado urbano que recuerda el pasado musulmán en un municipio cargado de historia, con vestigios que se remontan más allá aún, al pasado hispanorromano y también al Neolítico.

Los hornos de calcinación convirtieron a Lucainena en la capital minera de la provincia de Almería en la primera mitad del siglo XX. Estos hornos de calcinación mejoraron la calidad del mineral extraído en las minas lucainenses, para ser transportadas a la estación de ferrocarril, de allí a Agua Amarga y una vez allí, en barcos hacia el norte de España o Europa.

En 2010, el Ayuntamiento, a través de un plan turístico, hizo una obra de consolidación y restauración del primero de estos hornos, en una reproducción fiel. Se estima que durante el año son cerca de 10.000 las personas que se acercan hasta Lucainena de las Torres a ver estos hornos de calcinación.