La primera sonda solar china, la Kuafu-1, ha detectado más de 100 fulguraciones blancas procedentes de nuestra estrella desde su puesta en funcionamiento en octubre de 2022.

Las fulguraciones blancas son las llamaradas solares más extremas y liberan tanta energía que esta se propaga hasta la fotosfera, produciendo un exceso de brillo que observamos en forma de luz blanca.

Estas llamaradas pueden afectar a las condiciones del clima espacial, causando fallas o interrupciones en las comunicaciones terrestres e interfiriendo con la operación de satélites y naves espaciales.

Hasta diciembre de 2023, se habían detectado más de 120 fulguraciones blancas con el Telescopio Solar de Luz Blanca de la Kuafu-1, lo que proporciona más muestras para explorar la naturaleza física de estos fenómenos, recoge este martes la cadena estatal CGTN.

Las observaciones de Kuafu-1 sugieren que las fulguraciones blancas "no son tan raras como se pensaba anteriormente", señaló el científico del proyecto Gan Weiqun, citado por la cadena.

Gan añadió que el equipo continuará combinando observaciones de múltiples bandas de otros satélites para estudiar de manera "exhaustiva las fulguraciones blancas" y "proporcionar una base teórica" para la predicción del clima espacial.

Desde su lanzamiento, la Kuafu ha reunido alrededor de 600 terabytes de datos de observaciones solares para investigaciones futuras.

El nombre de la sonda está inspirado en Kuafu, un gigante que trataba de capturar al Sol en la mitología china.

En la última década, Pekín ha invertido fuertemente en su programa espacial y ha logrado hitos como el alunizaje exitoso de una sonda en la cara oculta de la Luna en enero de 2019, un logro que ningún país había conseguido hasta la fecha, o la construcción de su propia estación espacial.