Unicaja

Bouteille 3.0

  • El francés juega más de 30 minutos, tira de manera certera y también mejora en el otro baloncesto

  • En este arranque casi dobla el número de rebotes y asistencias del año pasado

Axel Bouteille, ante Zurbriggen.

Axel Bouteille, ante Zurbriggen. / ACB Photo / M. Pozo

Axel Bouteille ha vivido picos y valles en su año y medio largo en el Unicaja. Su fichaje fue un golpe de efecto, llegada a mitad de temporada que se sumaba a la de Darío Brizuela, cuando era un alero codiciado que había deslumbrado en Bilbao. La pandemia quebró una temporada que no pintaba mal, en cuartos de la Eurocup y con factor cancha cuando apenas había jugado un par de partidos. El francés ofreció una notable versión en la fase final exprés de Valencia, aunque le faltó redondear en aquel partido ante el Baskonia que hubiera dado el pase a semifinales.

Se esperaba mucho de Bouteille en la temporada pasada. No hizo malos números. 20 minutos, con 11 puntos y 2.1 rebotes más 1.1 asistencias para 9.1 de valoración. Pero su impacto en los partidos fue tangencial, en pocos tuvo una presencia determinante. Con una puntería que, cuentan quienes están en los entrenamientos, desespera a los compañeros que le padecen, pasaba por los partidos de puntillas, siendo muchas veces boquete defensivo (no era el único, ni mucho menos) y fuga en el rebote.

Bouteille tiene el contrato más alto de la plantilla, fue una apuesta fuerte del club. Está en su último año de vínculo ahora. Ha tenido un verano para reflexionar y desconectar. Ha sido padre de una hija malagueña, se ha casado y en la pista muestra otro lenguaje corporal, más duro. Nunca será un dechado de carisma o el más fuerte del barrio, pero está compitiendo bastante mejor en este arranque de temporada, más allá de unos números notables. Katsikaris le destacó públicamente por su labor defensiva, leyendo muy bien las últimas ayudas desde el lado débil. Pone el cuerpo, choca más. Menos blando y con mejor lectura.

Está jugando 31 minutos por partido el francés, que es el único alero puro en la plantilla, el único tres como tal. Por arriba pueden jugar ahí Barreiro y Abromaitis, también ahora Vicedo. Por abajo, algún pequeño puede ocupar el puesto cuando se opte por el small ball. De hecho, Katsikaris lo empleó, con poco éxito, en el partido ante el Gran Canaria. No será extraño, igual, verlo en finales de partido parejos jugando como cuatro, en algún momento de la temporada pasada ocurrió. Pero es el jugador que no tiene un relevo más claro. Como apuntaba Juanma Rodríguez, director deportivo, la pasada semana, el tres con capacidades defensivas para también tapar a bases y escoltas sería el complemento ideal para redondear la plantilla. Pero no lo hay.

15.3 puntos, con 75% en libres, 41% en tiros de dos y un altísimo 58% en triples, lanzando más de seis por partido. Sólo el jugador del Fuenlabrada Kwan Cheatham ha metido más lanzamientos desde detrás de la línea que él en este arranque de temporada. Y, en lo que más mejora, 3.7 rebotes (2.1 el año pasado) y 2.3 asistencias (1.1). Es cierto que juega 10 minutos más y es la progresión anotadora es lógico, pero en otras facetas del juego, también en los intangibles, está dando un paso adelante el fino alero francés, con protagonismo y galones para decidir para Katsikaris. Una versión 3.0.

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