Morabanc Andorra-Unicaja

Pica en los Pirineos (84-95)

  • Sensacional victoria del Unicaja en Andorra con muchas buenas noticias

  • Paso adelante defensivo y desequilibrantes Shermadini y Roberts

  • Gran imagen en un escenario difícil

Milosavljevic se marcha de Ennis.

Milosavljevic se marcha de Ennis. / ACB Photo

Soberbia victoria del Unicaja, de mucho empaque y mérito, en Andorra (84-95). Los recientes triunfos de los del Principado sobre Madrid y Baskonia constatan la dificultad de la empresa que tenía el equipo malagueño, que quizá completó al pie de los Pirineos su mejor partido de la temporada. Y no es sencillo destacar uno en una marcha imperial, con 13 victorias en 16 partidos.

Igual que otra veces se ha escrito que igual el balance de victorias es excesivo, justo es reconocer un encuentro en el que el equipo de Casimiro bordó el baloncesto durante muchos minutos. Delante y detrás, donde existe mucho campo de mejora.

Muchas buenas noticias en Andorra. Recital de Shermadini, con un doble doble (17 puntos y 10 rebotes, más tres tapones y cuatro recuperaciones), el mejor Brian Roberts de la temporada, un Jaime imperial a la hora de dar asistencias, Waczynski muy oportuno, Carlos Suárez omnipresente... Y una figura esencial en el encuentro: Dragan Milosavljevic. Sus números no delatan lo que hizo en el partido. Borró del mapa, cortocircuitó, a Albicy, el cerebro de este Andorra. Seguramente se le verá el año que viene en un equipo de Euroliga. Gagi le exigió mucho, como semanas atrás hiciera con Seeley en el Carpena. Es una navaja suiza el serbio, que no necesita anotar (aunque le vendría fenomenal a él y al equipo) con regularidad para tener un gran impacto en el partido. Los entrenadores no regalan minutos. Sólo Roberts estuvo en pista más que él.

Después de un inicio irregular (17-10), el Unicaja le cogió el pulso al partido, entendió que para ganar en Andorra hace falta un alto grado de concentración. La irrupción en el partido de Carlos Suárez ajustaba las piezas. Grandes minutos defensivos colocaron al equipo al mando (20-22) y ahí vinieron unos minutos de locura, con los dos equipos corriendo a tope sobre la pista, sin dejar resquicio al reposo. Por momentos parecía un tiroteo. En esa anarquía no se movía mal el Unicaja, que tuvo dos momentos (27-34 y 39-44) para romper, pero no lo consiguió. Una gran canasta de Roberts permitía liderar al descanso (47-48).

Y ya no soltaría el equipo de Casimiro el mando del partido. No necesitó del triple para dominar el partido, encontró el tempo desde una gestión inteligente de los espacios, con Shermadini como faro. Y con una defensa que aún está en formación pero que tiene visos de mejorar. Sin contar a Alberto, Suárez, Salin, Milosavljevic, Lessort o Dani Díez son jugadores fuertes e intensos, algunos con más IQ que otro, con los que crecer y hacerse pétreos. Jaime y Roberts tienen también la inteligencia para ponerse. Y Shermadini, cuando se le acerca al aro, puede taponar como lo hizo en Andorra.

El acelerón al inicio del segundo tiempo, con Waczynski y Wiltjer en sus minutos mágicos, exigía al Andorra (52-62), que se recomponía con un tiempo muerto de Ibon Navarro (64-66). Pero encontró mecanismos el Unicaja para cerrar vías de agua y continuar con su producción ofensiva. Minutos de gran baloncesto, de gestión de los espacios y los tiempos en un sitio y ante un rival ante el que se han postrado grandes equipos esta temporada.

Se fue por 13 puntos (72-85) el Unicaja y puso en nueve la alambrada, de ahí no bajaría el Andorra. Una victoria para paladear que deja la Copa a un par de pasitos y que obliga a mirar más arriba. Si se dibujaba, dentro de una corriente positiva, una curva ligeramente descendente en sensaciones, en Andorra las acciones cajistas subieron mucho. Un partido sensacional que fortifica el proceso de construcción.

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