Unicaja
  • El pívot californiano repasa en ‘Málaga Hoy’ su vida hasta llegar a la Costa del Sol, cómo ha transformado su cuerpo y las sensaciones especiales que tiene en un grupo que quiere seguir haciendo historia en la Copa

  • El Dylan surfero, en fotos

  • Así es el otro Osetkowski

Dylan Osetkowski: “Tengo en la pista a un hermano que me respalda pase lo que pase”

Dylan Osetkowski, en la Playa de la Misericordia. Dylan Osetkowski, en la Playa de la Misericordia.

Dylan Osetkowski, en la Playa de la Misericordia. / Javier Albiñana

En un Unicaja que no anda falto de carisma, Dylan Osetkowski (San Diego, 1996) está muy cerca del top. Es un hombre de palabra, como demostró cumpliendo, meses después, con la fiesta que prometió por ganar en Badalona la Copa. Aprendió la lección y ahora no hace ninguna. Es una personalidad especial y un jugador tremendo, quizá el más regular e importante del Unicaja en la primera mitad de temporada. Se cita con Málaga Hoy en la Playa de la Misericordia en vísperas de la Copa. Posa jovial con la tabla de surf que le recuerda a su California natal. Pero detrás de esa melena rubia y aspecto de surfero hay un gran profesional que ha transformado su cuerpo para ser otro jugador. Mejor.

–Varias veces dijo que aquí en Málaga se siente como en casa. Relacionamos el surf con su lugar de nacimiento. ¿Cuáles son las similitudes entre California y Málaga?

–Muchas cosas. Primero, el clima. De hecho, creo que aquí hace un poco mejor tiempo. Pero en invierno aquí llevamos pantalones cortos y camiseta. La gente está muy relajada, disfrutando del sol, siempre afuera, tomando un café, comida. Es diferente a otros lugares de Estados Unidos, de la Costa Este, de Alemania o de Francia, donde la gente pasa mucho tiempo en interiores debido al clima frío que hay. Aquí la gente está afuera caminando, comiendo, pasando tiempo al aire libre. Es muy similar a San Diego.

–Conecta con esta personalidad, con esta forma de vida.

– Sí, muchísimo. Esta es la forma de vida que llevo desde que era niño. Me siento en casa, así es como paso mis días de verano en casa en San Diego: en la playa, en el gimnasio...

–¿Eso es clave para dar lo mejor en la cancha? Estar en el lugar correcto, sentirse cómodo...

– Sí, seguro. Creo que cada situación y cada año es un poco diferente. Para mí, personalmente hablando, poder alejarme del baloncesto e ir a casa y estar en un lugar como este donde no estoy peleando contra la nieve o peleando contra personas que son groseras en un país diferente... Aquí todo el mundo es muy abierto, afectuoso y acogedor. Y luego no puedes evitar adorar el clima, salir del gimnasio con gafas de sol y pantalones cortos. No cambiaría eso por nada del mundo.

Dylan Osetkowski, durante el reportaje. Dylan Osetkowski, durante el reportaje.

Dylan Osetkowski, durante el reportaje. / Javier Albiñana

–Con otros jugadores americanos parecen casi una familia. Pero otros son de Ohio o Illinois. No es lo mismo que California.

–San Sebastián es completamente diferente a Málaga, ¿no? Por eso. Entonces, sí, tienes tíos de Baltimore, Florida y Kansas, Missouri, tíos de todas partes. Pero creo que Málaga es un lugar muy adaptable para ubicarse como estadounidense, en mi opinión.

–¿Cuáles son tus sensaciones al recordar lo ocurrido en Badalona?

–Asombroso. ¿Qué sentimientos? Una sonrisa viene a mi cara, buenos momentos. Pasar todo ese fin de semana fue un sueño, ganar esos tres partidos, hasta el vuelo de regreso a Málaga, la afición en el aeropuerto, la celebración que vino después... Fue increíble. Era simplemente baloncesto, pero también uno de los mejores momentos de mi vida para mí.

"Como jugador quiero jugar 40 minutos, claro, pero sé que si salgo viene otro que jugará igual de bien”

–Cuando vino a Europa, ¿se imaginaba lo que está viviendo?

–No, creo que puedes hacerle esa pregunta a cualquier estadounidense que venga al extranjero. No creo que puedas imaginar la vida que te dan aquí en España y en todos estos otros países. Creo que la oportunidad de jugar baloncesto en el extranjero me ha hecho crecer como individuo, como jugador y como persona. No podría haber imaginado estar donde estoy hoy, ser quien soy hoy.

–Pero ha sido un buen proceso. Alemania, Gottingen, Ulm, Lyon, ahora Málaga...

–Cada año es diferente, desde los jugadores hasta los entrenadores, la ciudad, el idioma, la gente, todo. Entonces, como extranjero, como alguien que no es del país en el que estás, necesitas un nivel de madurez, un nivel de adaptabilidad, un nivel de paciencia que todos deben tener cuando vives en otro país. Este es mi quinto año, pero chicos como Will, Kendrick, Tyler, David, que tienen más de 30 años, Melvin... han estado haciendo esto por mucho más tiempo que yo. Así que este es mi quinto año. Todavía me queda mucho, y si Dios quiere, me queda mucho tiempo. Pero poder estar cada año en una situación diferente, con chicos diferentes, es una gran experiencia de aprendizaje. Es una excelente manera de crecer como individuo y continuar viendo partes del mundo que nunca pensé que vería o donde viviría.

Dylan Osetkowski posa para 'Málaga Hoy'. Dylan Osetkowski posa para 'Málaga Hoy'.

Dylan Osetkowski posa para 'Málaga Hoy'. / Javier Albiñana

–¿Cómo empezó a jugar al baloncesto?

– Mis padres probablemente estaban cansados de que yo estuviera en casa molestándolos todos los días.

"De niño era demasiado grande para mi edad y jugaba con otros que tenían tres años más”

–¿Era muy activo?

–Sí, siempre fui un niño muy activo. Siempre quise estar ahí afuera, jugando con mi hermano: béisbol, baloncesto...Él jugó durante toda la universidad, a baloncesto y béisbol. Fue a Columbia. Nunca jugó profesionalmente. Pero personalmente creo que podría haberlo hecho. Si lo hubiera perseguido, creo que podría haberlo hecho. Pero sí, era estar siempre activo afuera, jugando en la playa con amigos en la calle.

–¿También surfear?

–También. Cuando yo era niño, mi hermano y yo tomamos clases de surf. No sé que edad. 6, 7 u 8, tal vez por ahí. Sí, siempre estábamos afuera, siempre haciendo cosas.

–¿Su primer recuerdo consciente del baloncesto?

–De niño, era demasiado grande para jugar con los niños de mi edad. De hecho, tuve que jugar con niños tres años mayores que yo, en el grupo de edad de mi hermano. Pasé de los aros pequeños en los que podía encestar siempre a jugar en aros de tamaño normal. Entonces, sin importar la edad que tuviera, recuerdo que me obligaron a jugar tres años con niños que eran tres años mayores que yo.

–Tiene raíces alemanas. ¿Había estado antes allí?

–Sí. Cuando tenía 10 años, fui por mi cumpleaños para ver a la familia. Esa fue la primera vez antes de salir a jugar allí. Mis padres son en realidad estadounidenses de primera generación. Mi madre tiene raíces en Alemania. Mi padre, antepasados polacos y dominicanos. Mis abuelos llegaron a Estados Unidos y mis padres nacieron en Nueva York. Mi hermano también, yo soy el único de la familia que nació en San Diego.

–¿Cuándo se dio cuenta de que era bueno jugando al baloncesto, que podía ser profesional?

–Entendí ese punto cuando me di cuenta de que necesitaba tomármelo en serio y tenía la oportunidad de jugar al siguiente nivel.

"¿Badalona? Una sonrisa viene a mi cara, pasar todo ese fin de semana fue un sueño: el regreso a Málaga...”

–Empezó en Tulane, allí en Nueva Orleans, y después siguió en Austin, en Texas. Allí jugó antes Kevin Durant.

–Jugué dos años en Tulane y luego me transfirieron a Texas y jugué allí. Sí, él estuvo presente durante bastante tiempo en los veranos, coincidimos. Así que como jugadores hablábamos de manera abierta, todavía tenemos los números de cada uno.

–¿Cuál es la clave de la química que han construido como equipo en sólo un año y medio?

–Creo que toda la química que tenemos parte de cada individuo, su propio carácter es desinteresado. Todo el mundo, desde Kendrick, Melvin, Alberto, Johnny y todos. Todo el mundo quiere hacer algo por el de al lado. Así que no soy yo quien pisa la cancha, ¿sabes? No estoy tratando de conseguir lo mío. Estoy pisando la cancha tratando de ayudar al equipo. Y, honestamente, este fue el primer paso del éxito del equipo el año pasado. Un equipo en el que todos, desde el mejor jugador hasta el último en salir de la banca, todos tenían el mismo espíritu generoso y energía. Y creo que, como unidad colectiva, podemos funcionar así porque otros equipos no tienen esa profundidad de plantilla de 13-14 hombres donde nadie se deja ir, no hay nadie egoísta entrando a la pista. Eso arruinaría el flujo del juego. Así que creo que cada uno, con su propio estado mental, espiritual e individual, nos permitimos tener la química que necesitamos.

–Es el único jugador que está en pista ligeramente más de 20 minutos de media.

–Evidentemente, como jugador quiero jugar 40 minutos, claro. Pero, como dije, lo vuelvo a pensar, esto no es común, si salgo del partido viene alguien que, si estoy jugando bien, jugará tan bien como yo si No estoy teniendo el mejor partido, él vendrá y jugará mejor que yo. Así que creo que, colectivamente, los 13 tenemos la misma mentalidad. Queremos jugar cada minuto del partido. Pero tengo a mi hermano que viene justo detrás de mí y lo da todo, que me respaldará pase lo que pase. Entonces, hablando de ese grupo colectivo, esa camaradería, creo que de ahí viene todo.

Dylan Osetkowski bromea durante la sesión de fotos. Dylan Osetkowski bromea durante la sesión de fotos.

Dylan Osetkowski bromea durante la sesión de fotos. / Javier Albiñana

–Ahora es la Copa aquí en Málaga. Recuerdo que dijo que tras la BCL que había sido un fin de semana de mierda. ¿Esa experiencia es buena para saber cómo manejar un torneo en casa?

–Sí. No quiero hablar de la BCL del año pasado, no me gusta. Pero definitivamente tener eso en nuestro bolsillo trasero es una experiencia. Saber lo que implica jugar un torneo como este en casa con la afición y la presión propia de querer ganar y hacerlo bien. Personalmente, creo que tengo una mentalidad mucho más tranquila de cara a la Copa que de cara a esa final. Ya sabes, es un partido, es un torneo de un solo partido. Entonces jugamos contra el Tenerife y lo dije el año pasado, pero todo pasaba en un partido. Así que creo que para nosotros simplemente es tomarlo como un partido cada vez, disfrutar cada segundo y no nos presionamos a nosotros mismos, ya sabes, tenemos que ganar, tenemos que ganar. El año pasado no llegamos a la Copa con esa presión. Así que simplemente salir a la cancha, divertirnos y disfrutar cada segundo que estamos ahí.

"Ibon nos da esa libertad para hacer errores, para ganar experiencia; y después nos apoya”

–Su cuerpo ha cambiado mucho de la primera vez que le vimos en Málaga con el Ulm.

–Este ha sido un proceso continuo desde que cambié de universidad a Texas. Por suerte ahora ya no ocurre, pero antes, si cambiabas de universidad, debías estar un año sin jugar. Así que me tomé un año entero de acondicionamiento y trabajo físico y mental en mi cuerpo. Y, desde ese momento, ha sido simplemente una progresión continua en la que estoy en buena forma física y mental. Conseguí trabajo extra con nuestro preparador físico. Estoy en casa, tenemos un gimnasio en mi apartamento. Así que bajo y me subo a una cinta de correr o a una bicicleta si por la noche sienta bien. Y mi alimentación, creo que mi alimentación ha cambiado por completo. Simplemente estoy aprendiendo a cocinar, aprendiendo a preparar comidas para la semana y haciendo cosas así. Al estar solo, realmente tengo que asumir un nivel de responsabilidad para dedicar tiempo y cuidado a cuidar de mí mismo. Estás invirtiendo mucho esfuerzo, tu cuerpo es tu dinero. Y eso viene con muchas cosas: la comida, el comer, el sueño. Hay muchos aspectos que influyen, pero simplemente es pensar conscientemente todos los días en intentar ponerme en la mejor posición física y mental para salir a la cancha.

–Hablan todos los jugadores muy bien de Marcos, el preparador físico.

–Sí, Marcos es uno de los preparadores físicos más prácticos que he tenido en un equipo. Él sabe exactamente cómo nos sentimos a diario y sabe a qué niveles de trabajo nos estamos esforzando en la práctica, también en la sala de pesas. Así que ha sido importante no sólo para mí, sino para todo el equipo. Ha sido de gran ayuda para gestionar el estado físico.

–Ha desarrollado su cuerpo, pero también su juego, cada vez le vemos hacer más cosas. ¿Cuánto trabajo hay detrás de eso?

–Sí, mucho trabajo. Y el trabajo continúa. Mi primer año jugando de cuatro fue en Francia. Eso fue hace ahora dos, dos años y medio. Así que esto continúa, he jugado al baloncesto durante más de 20 años y recién comencé a jugar en esta posición en la que estoy durante los últimos años. Así que mi juego continúa evolucionando y mejorando. Tengo jugadores y entrenadores que me dicen que me ven haciendo cosas en cualquieras de las posiciones. Así que creo que siempre me he visto como un pívot y con un gran cuerpo pero también capaz de tirar y pasar. Pero son solo algunas de las cosas que puedo hacer, tengo que continuar evolucionando mi juego y eso vendrá por mejorar mi cuerpo, mi capacidad física, todo. Entonces, a medida que crezca y siga progresando, mi juego seguirá progresando también.

"Sólo hace dos años y medio que juego como ‘cuatro’; seguiré mejorando y evolucionando”

–¿Cómo impacta Ibon en ese proceso?

–Es un muy buen entrenador en el sentido de que les da a los muchachos mucha libertad, solo quiere que juegues duro y juegues defensiva y ofensivamente, entonces te dará esa libertad para cometer errores. Obviamente, los errores no son algo bueno, pero él te da esa libertad para expresarte, para ganar algo de experiencia. Entonces, para mí, como el entrenador, él constantemente brinda comentarios positivos para mí, pero también para todos. Simplemente les doy ánimos a los muchachos, les hacemos saber que él los respalda. Él nos está apoyando. Desde el punto de vista ofensivo, desde el punto de vista de un jugador, eso es genial. Es genial saberlo de un entrenador, que también es duro cuando tiene que ser duro.

Osetkowski, con la Copa del Rey el año pasado. Osetkowski, con la Copa del Rey el año pasado.

Osetkowski, con la Copa del Rey el año pasado. / Javier Albiñana

–Hace muy buenos números, pero a veces da la sensación de que podría hacer más, también en el rebote, a veces lo bloquea para que lo coja el compañero.

–Con un equipo como este no puedes preocuparte por los números, tienes muchachos desde la parte superior hasta la parte inferior de la plantilla que pueden hacer lo mismo que yo. Así que creo que colectivamente no hay egoísmo cuando se trata de, ya sabes, quiero hacer más, quiero anotar más... Por supuesto que todos quieren hacer eso. Pero eso pasa a un segundo plano si estamos en un colectivo en la misma página, colectivamente queremos ganar. Sabemos que al comenzar este año lo único que queremos hacer es ganar. Queremos, queremos ganar un trofeo. Entonces, si eso me lleva a un promedio de 20 o si eso me lleva un promedio de dos, a nadie realmente le importa.

–El equipo no juega Euroliga, pero sí juega contra equipos de Euroliga y se les ha ganado. ¿Se sienten cerca de ese nivel?

–Creo que sí. Obviamente, en comparación con esos equipos de élite, hablo del presupuesto, es el día y la noche. Pero cuando miras la calidad de los jugadores, mis compañeros de equipo y yo hablamos todo el tiempo de que vemos partidos de Euroliga cada semana. Es como decir ‘salimos y competimos con estos tíos y vencemos a este equipo’. Quiero decir, si miras a los muchachos de nuestro equipo, creo que no podría decirte cuántos han jugado en Euroliga y tienen esa experiencia. Pero si miras los partidos todas las noches sentimos que podemos competirles y ganar.

"En el vestuario vemos los partidos de Euroliga y pensamos ‘podemos compertirles y ganar”

–Por último, el año pasado hizo una promesa si se ganaba la Copa del Rey, aquella famosa fiesta. ¿Algo para este año?

–No, no. No hago ninguna promesa. ¡No hago ninguna promesa! (risas).

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios