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En esta vorágine de partidos es cuando más trabajo tienen médicos y fisioterapeutas. Nemanja Nedovic colgaba en Instagram de medianoche una foto mientras se trataba en la víspera del primer partido de la final. Ahí, trabajando con su pie renqueante, estaba Marioa Bárbara, fisioterapeuta del club durante los últimos 20 años, desde que en 1997 entrara en la última temporada de Javier Imbroda en el equipo. Hijo de entrenador, jugó en la cantera del Caja de Ronda durante varios años, para después encaminarse a la fisioterapia. Por sus manos han pasado todos los jugadores cajistas en las dos últimas décadas. Y es de las pocas personas que continúa en el día a día del club desde que el Unicaja conquistara su último y único título continental, la Copa Korac de 2001. De alguna manera, es el hilo con aquel equipo campeón.
"Ya lo hicimos antes y lo podemos volver a hacer. Málaga no se rinde", escribía ayer en su cuenta de Twitter el fisioterapeuta del Unicaja, que cree como el que más en la remontada y que ha visto en primera persona el crecimiento del club en estas dos décadas. "El cambio tras traer a Boza Maljkovic fue radical, se vivió un crecimiento exponencial en esos cuatro años. El impulso y apoyo de Unicaja fue muy grande, ya empezaba a hablarse de la construcción del Palacio, que llegaría después. El subcampeonato del 95 fue un chispazo, pero ya empezó a consolidarse entonces. En la primera final, la del Limoges, se compitió contra un equipazo. En la segunda vimos que los jugadores estaban un escalón, o tres, más arriba", recuerda Mario Bárbara, que apunta que "la estructura de staff y club, con más personal y medios, se apuntaló en la época de Sergio Scariolo. Con él, por ejemplo, entró un segundo fisioterapeuta, Ale Ballesteros".
Por las manos de Bárbara han pasado unos 200 jugadores, con físicos de todo tipo. "Los jugadores afroamericanos son los que más te impactan. De aquellos primeros años veías la musculatura de Conceiçao o Lou Roe y te impresionaban. Ahora cualquiera de ellos que viene tiene una capacidad atlética impresionante, antes no era tan alta. Los jugadores blancos también son muchos más atléticos. En el equipo tenemos un caso claro con Nedovic, que tiene un físico espectacular", repasa Mario Bárbara, que también refleja la evolución en su trabajo: "Antes era todo muy manual, muy tradicional, ahora hay más ayuda tecnológica. En esa época de Boza, con Ángel Fernández Noriega, también hubo una alta inversión de maquinaria e instalaciones, reforzada después en la etapa de Sergio. Cada año el club se preocupa por tener los mejores medios. Lo nuevo del mercado se incorpora. Los jugadores lo agracecen, no creo que haya muchos clubes con nuestros medios".
La labor del fisioterapeuta está más allá de la imagen del masajista, hay un trabajo coordinado con el preparador físico (ahora Diego Vázquez, antes Enri Salinas) y el cuerpo médico. "Solemos hacer en pretemporada y mitad de temporada varios tipos de test físicos, de salto, movilidad, mecánica, de fisoterapia... Para ver el estado y monitorizar, para tener puntos de referencia. Si hay lesiones sabemos cuál era es punto de partida. Y también para detectar déficits biomecánicos, articulares o musculares", continúa Bárbara: "En esta profesión si no te formas estás muerto, cambia muchísimo. Yo hice seis años de osteopatía y otros cursos, por ejemplo en Londres, donde el club nos mandó a formarnos con un sistema americano de análisis de movimientos, que fue un cambio importante en la programación. Hay que evolucionar, si no te quedas atrás. Los jugadores exigen cada vez gente más preparada. El club se preocupa de que tengas lo mejor. Fisios y preparadores físicos trabajamos coordinados para problemas de movimiento, deficits pulmonares... Todo va en consonacia. Todos ayudamos a todos".
Admite Bárbara que la lesión del nervio de Nedovic, que le tuvo parado dos meses, "ha sido de las cosas más raras que me encontré. No concordaba el mecanismo de cómo se produjo la lesión con la clínica de la pierna. Fue muy difícil, aunque afortunadamente está recuperado de eso". Después le ha tocado tratar con las dolencias que el crack serbio se produjo en Valencia, mano a mano con Ale Ballesteros, el otro fisoterapeuta del club. Ambos intentan acelerar en lo posible la recuperación de Dejan Musli. Personas anónimas , pero con una importancia capital en el funcionamiento diario de una plantilla.
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