El 27 de marzo jugó sus últimos minutos con la camiseta del Unicaja Yannick Nzosa. Una de las apariciones más impactantes de la historia del club, aún menor de edad, se había convertido en jugador capital para el equipo desde que Luis Casimiro le hizo debutar en Andorra al poco de iniciarse la Liga. No pudo disfrutar de él Fotis Katiskaris en los nueve últimos partidos de ACB.

Entonces llevaba ya un tiempo con problemas en la zona del pubis y el abductor, pero había apretado los dientes para seguir disfrutando del sueño. Pero los dolores se convirtieron ya en insoportables y ello le llevó a parar. Siguió trabajando tras acabar la temporada y después fue a Estados Unidos, donde su agencia (CAA) quería llevarle para que se fuera introduciendo en el mundillo NBA, su futuro a no mucho tardar si nada se tuerce. Viaje poco comprensible con su estado físico. Ni allí pudo trabajar ni realizó un trabajo de recuperación, lo que derivó en que al comenzar la pretemporada los dolores no hubieran remitido.

En las dos últimas semanas Nzosa ha avanzado bastante en su recuperación, cada vez participando en más tramos de entrenamientos, hasta hacer sesiones completas esta semana. Ello propicia que haya recibido luz verde de los médicos para regresar este viernes ante el Real Madrid en el Carpena, en el Costa del Sol. Una grata noticia porque, pese a sus 17 años, debe ser un jugador importante para esta temporada. De hecho, ya fue el mejor jugador interior del equipo la pasada campaña sin experiencia en el baloncesto profesional. Ahora ya tiene un bagaje de 40 partidos en la élite, con algunas actuaciones deslumbrantes. Y no sería extraño verle luciendo tiro y jugando algunos minutos como cuatro. Alberto Díaz está casi a punto, pero no jugará. Tampoco Carlos Suárez, que va para más largo.