Unicaja

Perfil: Fran Vázquez, una carrera gigantesca y una duda razonable

  • El canterano cajista, uno de los mejores de la historia, dice adiós al baloncesto profesional tras una trayectoria en la que acumuló títulos y reconocimientos 

Fran Vázquez, tras ganar la Copa de 2005.

Fran Vázquez, tras ganar la Copa de 2005.

Fran Vázquez (Chantada, 1983) aterrizó en Málaga en 2001, recién acabada su etapa junior en el Proyecto Siglo XXI, una suerte de Academia que la Federación tenía en el País Vasco (sigue existiendo en versión femenina en Cataluña), en el que se formaron otras joyas como Sergio Rodríguez antes de ir al Estudiantes. Allí pescaría el Unicaja también a Jon Cortaberría (hoy fisio del equipo femenino) y Txemi Urtasun. La reflexión de Boza Maljkovic, entrenador del primer equipo, tras verle fue clara. "Si no es jugador de la selección española, algo habremos hecho mal", decía el maestro serbio sobre el pívot gallego, que este jueves anunció su adiós al baloncesto profesional al final, se juegue o no, de esta temporada. Un indudable Top 5 canterano de la historia del Unicaja, malagueño de adopción, que regresará a su tierra elegida para hacer vida para continuar su vida tras una carrera magnífica, con 19 temporadas como profesional.

"Tengo muy buenos recuerdos de él, lo fiché mano a mano con Juanma Rodríguez. Me acuerdo muy bien de charlar con su padre, que era un hombre muy honesto, en un partido amistoso cerca de San Sebastián para ficharlo. Tuve años muy buenos con Fran, siempre quería aprender y ponía muchas ganas", rememoraba tiempo atrás Boza Maljkovic desde Belgrado: "Era un chico muy simpático que no hablaba mucho, pero miraba con los ojos abiertos y trabajaba mucho, también después de los entrenamientos. Corría como un alero y tenía una dinámica de trabajo muy buena. Mejoró muchísimo su tiro, siempre hubiera querido un Fran Vázquez en mi equipo".

Y sí, fue jugador de selección española Fran, aunque seguro menos de lo que debiera. Sólo jugó dos grandes campeonatos, el Europeo de 2005 y el Mundial de 2010, sin medallas en una época de explosión del baloncesto español. Por nivel tenía hueco, pero, igual que renunció a ir a la NBA, privilegió a la familia y los descansos veraniegos por encima de una mayor ambición y reconocimiento. Tuvo, a cambio, un merecido momento de gloria como capitán de la selección de las ventanas que puso los cimientos del aún reciente título mundial de China. Fue su último servicio al combinado nacional, con el que ya en 2002 había sido subcampeón de Europa sub 20.

Portero de fútbol en su infancia y adolescencia, su primer contacto con el baloncesto fue a los 13 años, pero los técnicos de la Federación de Galicia ya le vieron algo especial. Esos brazos largos, explosividad, una inusual capacidad atlética para jugar por encima del aro... Había una joya que en el Siglo XXI ya llamó la atención. Las mejores canteras del país le cercaron, pero Fran, que vino con su padre a Los Guindos para supervisar las instalaciones, eligió Málaga, el lugar donde echaría raíces personales. Se casaría con Ana y ambos tendrían a Aitor. La idea de que su hijo le viera con la camiseta de España fue el chantaje emocional que le hizo Garbajosa para ese último baile en las ventanas. Maljkovic le hizo debutar con 18 años en el primer equipo y ya en la temporada 2001/02 tuvo minutos de calidad, incluso en la final de la ACB contra el Baskonia. Debutaría en la Euroliga al año siguiente y fue cedido al Gran Canaria en 2003/04, donde ya pegó un salto importante en manos de Pedro Martínez.

Reclutado como jugador con rol importante, debía ser el suplente de Zan Tabak para el primer proyecto original de Sergio Scariolo. La lesión del croata aceleró los tiempos y llegó la explosión de Fran. El Carpena se convirtió en habitual lugar de peregrinaje para los scouts de la NBA. Fue escalando para convertirse en uno de los cincos más sólidos de Europa. Ya fue capital en el título de Copa, con un triple osado, no era su suerte, en la semifinal ante el Valencia que cambió el aire del partido. Fue adquiriendo cada vez un tiro más sólido sin perder su capacidad intimidatoria y su contundencia cerca del aro. Al final de esa temporada saldría el número 11 del draft, escogido por Orlando Magic. Desde 1973 sólo ha habido dos jugadores elegidos entre los 11 primeros en el draft que no haya debutado en la NBA y Fran es uno de ellos. En una decisión que en su momento no se comprendió, era un contexto en el que Pau Gasol ya triunfaba allí, Fran renunció a la mejor liga del mundo por el proyecto del Akasvayu Girona. Un gran contrato y un traspaso de más de un millón de euros para el Unicaja, capital para acceder ese verano a Daniel Santiago y Marcus Brown para conseguir el título de ACB.

La carrera de Fran Vázquez se estabilizó, un año después, en Barcelona. Se convirtió en uno de los mejores especialistas defensivos del continente, jugador importante para Ivanovic y Xavi Pascual. Ganó Ligas y Copas para adornar un soberbio palmarés, sublimado con la Euroliga de 2010 (formaban parte del juego interior los también ex cajistas Lorbek y Ndong). Los veranos los pasaba en Málaga con su mujer, Ana, y su hijo, Aitor. El Carpena le pitaba cada vez que venía, no entendió que se fuera al Akasvayu, y desde entonces no le levantó el castigo. Era una frustración que llevaba dentro. En 2013 se dieron las condiciones para su regreso. Él quería volver, su familia también y el Unicaja le deseaba. Acababa contrato con el Barcelona y el club azulgrana quería fichar a Álex Abrines mediante pago de cláusula. La situación se desbloqueó con la renuncia catalana al tanteo por el gallego, que emprendió una etapa de cuatro años en Málaga.

Fran fue el capitán del equipo el año de Repesa (2012/13) y en el primer trienio de Joan Plaza (2013 a 2016). Seguramente se hubiera merecido levantar el título de la Eurocup en 2017, pero se había marchado el verano antes. Sin la exuberancia de su primera etapa, Fran ofreció un rendimiento sólido, con picos y algún momento de valle. Contribuyó a la estabilización del club tras un trienio complicado con varias ausencias en Copa y play off. Se volvieron a tocar las semifinales y a bordear finales. Siempre responsabilizado, a veces esa presión extra que se ponía le jugó alguna mala pasada. Se convirtió en el mejor taponador de la historia de la Euroliga y de la ACB y, para sí, se llevó la tranquilidad de la reconciliación con la afición del Carpena, que le ovacionó después en sus regresos con Tenerife y Zaragoza, donde siguió siendo importante. Un par de títulos con el equipo canario y un gran colofón en el equipo maño (semifinales de ACB la temporada pasada y gran temporada regular en ésta) embellecieron una carrera tremenda. Quedará siempre el "y si..." de qué hubiera sido de ella de haber saltado a la NBA. Hubiera encajado por cualidades, seguro, pero él eligió otra vía. Y nadie le puede reprochar que fracasara.

Ahora, la vida de Fran se dirige a los banquillo, a entrenar a la base. "Son muchos entrenadores los que pasan a lo largo de tu vida. Uno me dio la idea, Joan Plaza, me dijo 'después de tantos entrenadores que has tenido podías ponerlo en práctica con los jóvenes'. A partir de ahí empecé a prepararme, ahora iba a hacer en julio el curso superior aunque con los coronavirus me da un poco de respeto. Ahora estoy pensando en enseñar lo que aprendí de mis entrenadores", explicaba en su despedida. Deja el baloncesto como jugador Fran Vázquez, un pedazo de historia de la canasta nacional y malagueña. Un tipo honesto, sensible, de excelente trato personal y mucho más inteligente de lo que algunos quisieron pintarlo. Seguramente pudo ser más grande como jugador, pero fue gigante.

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