Sergio Llull como síntoma

El Real Madrid se encomienda al mallorquín, en estado de gracia

Se rompió el dato ganador del serbio

Viny Okuo intenta taponar el lanzamiento de tres de Sergio Llull. / Acb Photo
Víctor Miralles

01 de junio 2017 - 02:07

No está en su mejor momento el Real Madrid. Ganó aun así, le faltó al Unicaja acierto clave para asestar algún parcial más dañino. A los de Pablo Laso les basta -por ponerle algún nombre- con tirar del mejor jugador de ACB y Euroliga. Es sintomático de que algo no va del todo bien, fueron sólo tres puntos, cuatro para ser exactos, los que separaron al cuadro costasoleño de llevarse un triunfo a Málaga que no saca en play off en la capital desde 2008. 28 puntos de Llull, metidos desde todos los sitios y posturas, dicen que habrá luchar para buscar mañana el 1-1 en la semifinal.

Fue un día de esos de iluminado para el mallorquín. "Hemos creado un monstruo", decía Joan Plaza tras el partido. Le dio la opción en Madrid hace una década y tras el modelado de Messina y Laso es lo que es. Exhibición en el tiro y la dirección, porque es todo para el equipo blanco. Fue él la barrera entre la victoria y el Unicaja, pero como arma infalible también muestra la debilidad de su equipo. Será cuestión de creérselo.

Curiosamente con el encuentro de ayer se rompía una estadística infalible. Nemanja Nedovic, la garantía de victoria cajista, dejó de serlo. Es la primera vez que el Unicaja pierde cuando el serbio anota 17 o más puntos. Fueron 18 en otro partido en línea continuista con el último ante el Tenerife. Lo hizo bien el serbio, algo errático quizá en el primer tiempo con un par de pérdidas y particularmente desacertado en el tiro de dos (1-5). Aun así no dejó de intentarlo, especialmente en el uno contra uno. Sacó siete faltas y siguió sacando valentía.

En esa primera mitad de partido el que anduvo a mejor tono en el Unicaja fue Jamar Smith. Más en la dirección, tomando liderazgo ante el mal momento de Lafayette. Seis asistencias para el de Illinois, al que le faltó en el tiro esa llámese mala leche, picardía, locura o fe ciega. También dejó un trabajo valiente Alberto Díaz, que va creciendo técnicamente a pasos agigantados para sumar a su repertorio la parada y tiro o varios giros y amagos para tirar hacia atrás. Cositas del malagueño, peleón igualmente en el uno contra uno contra un Sergio Llull en estado de gracia.

Apretaba el Unicaja al final del tercer cuarto y Brooks mataba un mal intento de Viny Okouo (52-52). Y ahí, repentinamente, entró Llull en ebullición. Parcial de 10-2 exclusivamente suyo. Triples de todos los colores, bandejas, uno contra uno imparable. Y si con un triple tras tocar en el cristal no se estaba lo suficientemente ojiplático, bomba que rueda el canto del tablero y llueve limpia en el aro. Genialidades o suerte, apunta a más de lo último provocado por lo primero.

A partir de ahí, faltó ese mencionado acierto. Porque Nedovic se impuso que había que ganar. Con su festival de "qué bueno eres" al otro lado del televisor. Puso el 65-61 para meter de nuevo al Unicaja en el partido y siguió buscando faltas. Falló un tiro libre Suárez -con una racha de error en el primero a tener en cuenta- que podría haber presionado aún más al Real Madrid. El serbio volvería a cumplir, pero faltó colmillo general. Mañana, mucho más.

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