El Unicaja juega en Estambul (18:00 horas, Dazn), convertida en una de las capitales del baloncesto europeo en el siglo XXI. El auge del baloncesto turco, que explotó en los 90, hace que proliferen equipos potentes en el país. Empezaron Efes y Ulker, después se sumaron los grandes clubes de fútbol (Galatasaray, Fenerbahce y Besiktas) y ahora también hay equipos potentes en otras ciudades del gran país que une Europa y Asia. Un viaje a Estambul, menos incómodo ahora que hay una línea directa con Málaga con Turkish Airlines, siempre implica que se juega un partido serio.

Clasificado ya para el Top 16, el Unicaja pretende redondear la primera fase acabando como primero de grupo. Entre bromas y veras, Casimiro admite que entre los técnicos se habla de quién tocará si se queda en tal o cual puesto. Quedar primero siempre es bueno, se puede evitar un cruce con la Virtus, uno de los cocos de la competición. Pero también vale para la autoestima propia. El nivel de la primera fase de la Eurocup puede ser más bajo que el medio de la ACB, según se desprende de los resultados de esta temporada, pero también subyace la idea de que la europea es la competición que puede dar más gloria al equipo, Copa del Rey aparte. Es la que encierra el premio más suculento.

El Galatasaray es un equipo serio. Dos derrotas en los dos últimos partidos han permitido al Unicaja abrir un interesante hueco de dos partidos con tres por delante para disputar para amarrar ese primer puesto que daría lustre a esta primera fase, que sirve para rodarse. Tiene mejores números el Unicaja aquí, aunque posee la misma limitación en el triple que lastra demasiado, por el propio acierto y por la incapacidad derivada por la falta de espacios. Y en ese camino debe mejorar el cuadro de Luis Casimiro, que no oculta que hay mucho margen de mejora sobre todo en ataque. En el Sinan Erdem Dome hay una nueva oportunidad para crecer. No se preve un gran ambiente, las entradas en los dos partidos anteriores han rondado los 2.000 espectadores en un megapabellón. El factor cancha queda para más adelante.

El rival tiene el clásico bloque turco, en el que Arslan y Koksal son los más productivos. Pero es el bloque americano el que marca la diferencia, el que le da músculo y calidad. Aaron Harrison promedia 16.4 puntos y los interiores pegan duro, con Zach Auguste, jugador de calibre Euroliga, hasta 17.1 de valoración y Gregg Whittington, con 12.7 puntos y 7.3 rebotes. Jugadores interesantes que complicarán la victoria cajista. Casimiro dispone de toda la plantilla (Milosavljevic, que viene en breve a Málaga, aparte) y quiere medir la progresión de su equipo en un escenario con exigencia aunque el deber principal, la clasificación, ya esté conseguido. Sucede que, en momentos de dudas como las que hay con ese balance negativo en la ACB, ganar ayuda a sanar.