La hora del regreso de Jaime Fernández para jugar partidos con el Unicaja se acerca. El jugador madrileño no juega desde el pasado mes de febrero, sus últimos minutos fueron en la final de la Copa del Rey, cuando ya estaba muy mermado por los dolores en los tendones de Aquiles. Se esperó al confinamiento para ver cómo respondía con reposo, pero persistían los síntomas y se decidió pasar en mayo por el quirófano. Entonces se vaticinaban seis meses de ausencia, que están cerca de cumplirse, a principios de noviembre.

El plan con Jaime Fernández es que ya puede integrarse esta semana al grupo en los ejercicios de 5x0. La zona operada debe adaptarse a la exigencia y las cargas. No es un jugador pesado el madrileño, algo bueno, pero también es un jugador explosivo, que vive de cambios de ritmo. Así que tiene que poner a punto el motor. Si todo va en orden, la siguiente semana podría entrar ya en los ejercicios 5x5 y se daría el paso previo para su reaparición.

En cualquier caso, hay que ser precavidos con el regreso de un jugador capital por sus características y por su personalidad en el equipo de Casimiro. Como él mismo decía hace un par de meses en estas páginas, lo primero es sentirse de nuevo jugador. Son meses de ausencia y la cirugía fue en una zona delicada. Después de que en los últimos meses previos a la operación tuviera cada vez problemas más recurrentes y los tratamientos no mermaran de manera duradera los dolores, el jugador y los doctores esperan que pueda jugar con menos problemas. El técnico le espera con los brazos abierto. Su capacidad de generar ventajas, para anotar o para crear juego para sus compañeros, debe multiplicar las cualidades en el ataque, que no está siendo redondo en el arranque. Como casi nada.