El Unicaja ha acometido un movimiento audaz en un momento delicado de la temporada, en el que la deriva es negativa y el juego se ha ido empobreciendo. Los mensajes que salían tras el Consejo de Administración del martes eran de unidad y de respaldo a la plantilla y técnicos actuales, pero se terminaba de cocinar un fichaje de impacto a estas alturas de temporada, que se ha acelerado en las últimas semanas. Uno de los reproches que suele leerse en redes sociales de parte de aficionados cajistas es inacción o falta de ambición. Es algo que escuece en el seno del club. Esta vez, al menos, se ha reaccionado con celeridad.

El Unicaja ha fichado a Darío Brizuela, escolta internacional de 1.88 metros y 25 años del Movistar Estudiantes. Un jugador al que ya siguió la temporada anterior, la de su detonación en la Liga Endesa, en la que fue durante tiempo el máximo anotador de la competición. Le valió el debut a las órdenes de Sergio Scariolo y que el Valencia Basket le hiciera una buena oferta. Acababa contrato pero, contra pronóstico, el club madrileño igualó una oferta altísima para sus posibilidades. Se han recrudecido los problemas económicos estudiantiles y el Unicaja ha lanzado una ofensiva importante que ha convencido a jugador y club. Se pagan unos 250.000 euros.

Brizuela firma para jugar hasta 2023 con la camiseta del Unicaja. Quizá no sea la pieza más necesaria ahora mismo para recomponer el equipo, pero la temporada pasada terminó como cuarto máximo anotador de la Liga Endesa, primer jugador nacional en esta clasificación, con una media de de 14,7 puntos por encuentro. Y ahora promedia 14.1. Jugador con carácter, conoce a varios de sus compañeros y es una pieza más de calidad a las órdenes de Luis Casimiro.