Ciertamente era un día histórico para el Unicaja este miércoles, donde hacía de anfitrión por primera vez de la Basketball Champions League. Una presentación al público malagueño del torneo que le había seducido para unirse a él. Hubo muchas personalidades en el palco. Patrick Comninos, CEO de la competición y que antes se había expuesto ante los medios de comunicación; Jorge Garbajosa, presidente de la FEB; y José Miguel Calleja, director general de la ACB; acompañaban a Antonio Jesús López Nieto. A metros, varios ojeadores de franquicias NBA que había venido a ver a Yannick Nzosa. Todo bajo una organización de partido de altos vuelos, con el sello de la FIBA. 

Retumbaba por fin el Carpena con Los Mihitas, que hasta ahora no habían podido utilizar sus instrumentos de viento. Por resumir, otro rollo el baloncesto con música. Varios eran los jugadores que agradecían después el ambiente por redes sociales. La normalidad cada vez se acerca más. Se animaban el resto de aficionados, también empujados por una victoria cómoda del equipo de Fotis Katsikaris. Antes del duelo habían disfrutado de la segunda Fan Zone de la temporada, dedicada ahora a Alhaurín de la Torre. Es una de las iniciativas en esta nueva era. 

Jugaba de blanco el Unicaja en su casa, el Lavrio sólo había traído la equipación azul y a efectos televisivos chocaba con el verde, en una circunstancia con poco paragón. En un Carpena que en su exterior, con motivo de este estreno en la BCL, se iluminaba de verde y morada dejando una fotografía muy bonita. No dejaba de acaparar flashes, símbolo inequívoco de la respuesta que tenía de todos los que cogieron el coche y se acercaron a animar al pabellón. Una atmósfera de Champions que se redondeó con un triunfo. Noche redonda para el equipo malagueño.