Chris Duarte, la cara B de la estrella

El jugador dominicano acabó frustrado el partido ante el Barcelona después de anotar sólo dos puntos y sigue atravesando ese proceso de entrada en un ecosistema distinto a lo que hizo hasta los 28 años

1x1 y notas

Chris Duarte machaca ante el Barcelona en su única canasta.
Chris Duarte machaca ante el Barcelona en su única canasta. / ACB Photo / M. Pozo

El Unicaja fichó con Chris Duarte a una estrella, con todo lo que ello implica, y las expectativas estaban por las nubes. No es un proceso sencillo entrar en el particular ecosistema que ha creado el club y este staff para tener tanto éxito en el último trienio. El dominicano se retiraba este domingo al vestuario después de la derrota ante el Barcelona nada más sonó el bocinazo final, sin hacer la piña habitual con sus compañeros en el centro de la pista, se gane o se pierda, tras aplaudir a la afición. Su partido no había sido bueno, se palpa esa ansiedad por demostrar, es también el ego dolido de una estrella que se va con sólo dos puntos en el partido más llamativo de la temporada. Son detalles de que esa integración aún no se ha completado, también la de fuera de la pista. No hay quejas sobre el trabajo diario o la implicación de Duarte, pero la realidad es que le está costando sobre el parqué, en cierta forma es un reseteo de lo aprendido y procesado con 28 años. Y en partidos como los del Barcelona, en los que en el futuro debería ser diferencial y quien permita tener una bala extra al Unicaja para elevar el nivel, se hace más evidente que aún se transita por ese bosque. Entraba bastante en lo previsible, pero una cosa es verbalizarlo y otra constatarlo. Y cuando el límite muy alto, aún más. Se asume, no obstante, la inversión para el futuro, para tener un hombre de dimensión superior en la decisión de partidos.

"Va a ser un jugador que ponga a prueba al club en una manera de ir mejorando. Son situaciones que pondrán a prueba al club y que será un reto chulo porque así se puede seguir mejorando en muchas cosas", decía antes del inicio de la temporada en este periódico Juanma Rodríguez, director deportivo. Ibon Navarro se implicó mucho personalmente en el fichaje, tuvo largas conversaciones con Duarte, en las que le expuso el proyecto y la forma en la que se gestiona, más coral y menos individualista de lo que está acostumbrado el jugador. Lo admitía el jugador cuando habló públicamente, no es cuestión de malentendidos, pero ese ajuste tiene que ocurrir y se proyectará durante un tiempo. Son apenas dos meses los que lleva el dominicano en Málaga y firmó por dos años con uno opcional. Trabajar con las luces largas implica pasar por estos momentos. El reto es que converja esa adaptación sin desnaturalizarle en lo que puede ser un jugador atómico en Europa.

Más acostumbrado al 1x1 que al nivel táctico ofensivo con el que se juega en Europa, sentirse cómodo en ese ambiente cuesta tiempo y adquirir mecanismos. Realmente, en la carrera como profesional de Duarte fue su año de rookie en Indiana (21/22) en el que se alumbró ese potencial para ser legítimo jugador con peso NBA. Ese fogonazo inicial se fue apagando y en Puerto Rico encontró esa chispa, en un entorno menos exigente, para hacer cifras llamativas, con mucho volumen de uso y balón. Volver a ser el macho alfa que desde sus años en Oregon en la NCAA. Quien sólo haya visto a Duarte en los partidos con el Unicaja seguramente tenga una concepción errónea del calibre de jugador que es. Está fallón en el triple (22%, con 7/32) y un dato llamativo es que sólo ha lanzado seis tiros libres en los ocho partidos oficiales que ha jugado, el ser agresivo hacia el aro, tener también esa confianza para pisar la zona y hacer daño, sea definiendo o asistiendo. Es un jugador que tiende a amasar la bola y en el estático se busca otra cosa distinta en Málaga. Perry acaba asumiendo esos galones en ataques que se esfuman, pero hasta llegar a ese punto también transcurrió su tiempo. En el aspecto defensivo tiene las condiciones para ser también un jugador de mucho nivel, aunque la concatenación de esfuerzos al ritmo que demanda Ibon Navarro le está costando, desde el punto de vista físico y mental, en el sentido de la concentración.

El impacto inicial de Duarte no ha sido óptimo, pero también tiene su vertiente positiva. Sólo puede crecer, el talento es abundante. Pilotar ese proceso es también labor de orfebre para Ibon y su staff. Reconfigurarlo como jugador para que sea estrella de Europa, el reto común aceptado.

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