No da tregua el calendario en enero, que se va empinando hasta acabar en pico alto con la Copa del Rey a mitad de febrero. Será en casa, en Málaga, con el aditivo que supone. Luego habrá una ventana FIBA que dé un poco de respiro, aunque el Unicaja tendrá un amplio número de internacioanles desperdigados. Sin tiempo casi para saborear una semana dulce, la hoja de ruta indica Andorra, donde la expedición malagueña llegó con enlace en Lleida.

Allí tiene uno de los partidos bisagra del Top 16. Es la magia del formato, corto y con poco margen de error. La brecha de ganar a perder, si cabe, es más amplia que en la fase anterior. Se afina la guillotina, especialmente para un Morabanc que la mira de reojo. El partido de esta noche es para los andorranos una de sus últimas balas después de comenzar con 0-2. Podría estar sin problemas 2-0, también es cierto. Sólo ellos y el Trento no se estrenaron en este tramo. Otra derrota los dejaría virtualmente eliminados, con necesidad de casi un milagro.

Es un arma de doble filo para los de Luis Casimiro, que enfocan un duelo con más de un premio. De ganar, además de ponerse con dos victorias, dejarían en la cuneta a uno de los equipos más potentes del grupo. Al que después, con casi todo perdido, habría que recibir en el Carpena. La recompensa es suculenta. Sucede que los de Ibon Navarro van con el cuchillo entre los dientes y eso les da un plus de peligrosidad. Llegan con buenas vibraciones después de ganar bien al Obradoiro y mantienen la fiabilidad en su pista. Pocos equipos ganaron allí. Sin ir más lejos, hace un par de semanas perdió por 30 el Casademont Zaragoza, una de las gratas noticias de la ACB y rival copero cajista.

Los locales no recuperan a su faro interior Moussa Diagne. Lleva más de un mes en el dique seco por una fractura por estrés en el pie y aún parece pronto para su regreso. Es una baja de consideración, su importancia en el sistema de los del Principado es alta. Gana peso con su ausencia Dejan Musli, que va en línea ascendente. Bien utilizado es un pívot de garantías, no hace tanto de Euroliga. En el Unicaja, además de Ejim, también se lo pierde Frank Elegar. Parecía en primera instancia que podía quedarse en un partido, pero el estadounidense llegará justo a la Copa y se perderá el grueso del Top 16. Más que antes debe reabrirse el debate sobre si salir al mercado en el seno de Los Guindos. Hay carencias estructurales, especialmente en el juego interior, a subsanar y el destino parece enviar alguna señal.

El duelo de esta noche, por más que parezca utópico, representa una buena prueba de madurez para los de Casimiro. Hace unos meses encajaron en el Principado una de las derrotas más feas, seguramente junto con la de Burgos, de la temporada. La imagen fue bastante pobre, poniendo el contrapeso a grandes días como el de La Fonteta, el Buesa o el Palau. No hay grandes símbolos de progreso como equipo, por lo que partidos de este calibre deben servir para poder medir de manera fidedigna que al menos el Unicaja aprende de los tropiezos. Un buen día para sacar conclusiones.