Ibon Navarro, el plan prémium llegó en Gran Canaria

Quinto título del entrenador vitoriano con el Unicaja en una semana mágica, porque sí había un plan para llegar lanzado a esta Copa del Rey

La afición vibra

Ibon celebra la Copa.
Ibon celebra la Copa. / ACB PHOTO

Málaga/"Voy a zanjar esto, voy a acabarlo ya. Ni plan ni hostias, teníamos un plan entre todos". Fue una frase de Ibon Navarro al levantar la Copa de Badalona, el origen de su plan. Parte elemental de una narrativa, la de una etapa dorada del Unicaja que continúa en Gran Canaria dos años después, con una Copa del Rey que vuelve a encumbrar el papel del entrenador vitoriano, como ya ocurriera en el Olímpic, alguna cana más desde entonces, pero con menos mal genio. Su quinto título con el Unicaja, más de la mitad de los del club en toda su historia. Dos Copas del Rey, BCL, Intercontinental y Supercopa. La enumeración cada vez es más amplia, impensable cuando Ibon aterrizó en el Unicaja en febrero de 2022, con un club a la deriva y ante una pérdida clara de escalafón. No ha pasado tanto. Ampliar los trofeos en las vitrinas era uno de los retos que se planteaban López Nieto y Juanma Rodríguez en su llegada, no a esta velocidad y ritmo. Su estatus es élite europea, solo hay que ver la atención que recibió Ibon antes de la Copa, a nivel de elogios, entrevistas... El dichoso plan, que vino al principio cómico y poco formal, pasó a una versión premium en el Gran Canaria Arena, nuevo territorio sagrado, y una nueva lanzadera para Ibon Navarro.

El excel, las cargas, las inversiones de estas semanas, donde el equipo bajó el nivel en algunos partidos, todo estaba conjugado para alcanzar esta versión en Las Palmas, donde el equipo se sintió reconocible desde el primer día, con sus aprendizajes y momentos tensos, la primera parte con Joventut, rígido con el Tenerife en la semifinal, el Unicaja activó palancas también en la final para batir al Real Madrid con un baloncesto descollante, el mejor equipo de Europa en la actualidad. Hay un proceso detrás, ese trabajo subterráneo de preparación de meses, años. "Este equipo se ha visto en situaciones complicadas en los últimos años, para saber qué tenemos que hacer o qué no tenemos que hacer", decía Ibon antes de ir a Gran Canaria. Es un equipo que ha ganado mucho, más del 70% de victorias en estas temporadas, guarismos alienígenas, pero por el camino han venido derrotas señaladas sobre las que construir, avivar el hambre e incitar a dar algún giro de tuerca a ese plan. "Si no mejoras, empeoras", es otra frase habitual del entrenador del Unicaja. Baloncesto de ritmo, correr, profundidad, desgaste, físico, en esto último suelen coincidir entrenadores como el mejor equipo de la Liga, pero por encima el de un bloque camaleónico, de recursos en función del escenario y las trampas que el baloncesto plantea.

Como en Badalona, todo arrancó con una sesión de coaching el pasado domingo, útil para limpiar cabezas y quitar tensión tras la derrota de Lugo, es una liturgia habitual cuando vienen semanas grandes. Ibon Navarro ha demostrado ser un maestro en la capacidad de gestionar un grupo humano. Uno de sus grandes méritos ha sido el manejo de una rotación profunda sin generar conflictos, especialmente particular esta temporada con 14 jugadores de primerísimo nivel. Ha hecho del vestuario del Unicaja un ecosistema donde cada jugador se siente valorado, comprendido y fundamental en la estructura del equipo. Su gestión de vestuario ha sido una de las claves en esta etapa dorada, no solo dotar a este equipo de una filosofía reconocible, atractiva y eficaz, con un baloncesto que hiptnotiza, sino por su habilidad para construir un grupo unido, sin egos que desgasten la química interna. Se ha ejemplificado de forma rotunda en esta Copa del Rey, el cómo se saca la semifinal con La Laguna Tenerife, día discreto de los Perry, Carter u Osetkowski, jugadores que teóricamente te elevan el suelo, aparecen los Alberto o Sima para compensar. No hay figuras inalcanzables. Cada jugador tiene claro que es parte de un engranaje mayor. La cohesión de este vestuario ha sido vital para sostener los logros conseguidos por el equipo. Cada victoria ha sido celebrada como una victoria de todos, sin distinción. Por y solo para el grupo.

Desde la distancia, su hijo Aritz, un aficionado del Unicaja en Valencia. No pudo acudir por un tema logístico el talismán, así llama el presidente López Nieto a Aritz cariñosamente, parte de algunos títulos de su padre, cuya condición queda reforzada en Málaga tras este título. "Aritz, te llevo la Copa el miércoles", decía Ibon en los micrófonos de Movistar. Renovado hasta 2027, Ibon cumplirá más de un lustro en Málaga si cumple su contrato. "Vamos en la línea de creer mucho en lo que estamos haciendo, de generar un legado, de cómo se trabaja en la cancha, hemos recuperado el espíritu del Carpena... Es un legado, un staff, dejar un estilo, una filosofía, una cultura de club. Es el reto, está claro que cambiarán, no muchos, jugadores, pero que demostremos que el sistema es válido para cualquier jugador dentro de unos perfiles", reflexionaba Ibon. Los títulos refuerzan esa idea, el camino, de ensueño en su totalidad desde que el vitoriano aterrizó en Málaga.

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