Jaime Fernández volvió ya hace varios días a Málaga desde Madrid, donde llevaba desde mayo cuando se desplazó para operarse de los dos talones. El exterior comenzó allí la recuperación y ahora está de vuelta en la Costa del Sol para continuar con la puesta a punto. Los primeros plazos indicaban que el jugador podía estar apto para competir en noviembre y las sensaciones son buenas. El madrileño está en los tiempos y se le nota con ganas e ilusión en este proceso largo para volver a jugar al baloncesto. 

De manera amable ha ido compartiendo alguno de los avances en estas semanas. Si hace algunas se le podía ver lanzar su primer tiro a canasta, después se podía comprobar cómo hacía pesas en el salón de casa de su madre. También como ya podía andar con normalidad tras no tener las piernas inmovilizadas. Pues bien, este viernes se ejercitaba en la piscina exterior de Inacua y subía a sus redes sociales un pequeño momento de la sesión. Un simple gesto que demuestra que uno de las referencias del Unicaja no ha perdido el ánimo y afronta este periodo con fuerza. Luego se ejercitó en Los Guindos junto a Deon Thompson, donde hizo trabajo aeróbico. Por allí también suelen pasararse Carlos Suárez y Alberto Díaz, otros dos que tuvieron problemas físicos durante la campaña anterior. 

Se le espera ya con la temporada en marcha, al igual que Dragan Milosavljevic. El serbio, por contra, se desplazó a Belgrado hace unos días para estar con su familia, a la que llevaba sin ver desde febrero después de pasar el confinamiento en Málaga. Conoció meses después a su segundo hijo en persona. Allí continúa él con su recuperación de la rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, una lesión más severa. Va algo más lento porque el virus afectó directamente a los tratamientos.