Unicaja

La (mala) vida sin Alberto

  • En los diez últimos partidos sin él, el Unicaja recibe más de 90 puntos de media, casi 15 más que en la decena de choques justo anterior

  • El equipo debe salir del bache sin el base

Alberto Díaz, durante el partido contra el Joventut de Eurocup.

Alberto Díaz, durante el partido contra el Joventut de Eurocup. / javier albiñana

La vida buena es cara; la hay barata, pero no es vida. Diez partidos se han convertido en una eternidad. La noche de Reyes hizo un mes que se conoció la lesión que mantiene a Alberto Díaz fuera de combate. Desde entonces, el Unicaja se mantiene de los triunfos anteriores. Desde que no está el base malagueño, el equipo ha visto como aumenta el número de puntos que recibe de manera alarmante y aunque llama la atención que una sola pieza pueda ser tan valiosa. En los diez últimos choques sin Alberto, el Unicaja promedia 90,5 puntos en contra de promedio (92,1 si se cuenta el periodo de prórroga contra el Betis) casi 15 puntos más que en los diez envites justo anteriores (75,7) en los que sí estaba el base pelirrojo. 

Independientemente del resto de lesiones, de los rivales y del contexto de estos 20 choques revisados, llama la atención el bache defensivo de los de Luis Casimiro que, aunque ganaron el primer choque sin su base titular (102-81 al UCAM Murcia), desde entonces no han ganado como locales y sólo han conseguido ganar un par de veces más. Muy poco para un momento tenso de la temporada en la que la Copa del Rey primero, y el Top 16 de la Eurocup  después han exigido al Unicaja más de lo que esperaba aún con contrincantes teóricamente asequibles en la ACB.

“Estamos en ello, si nos faltan los jugadores defensivos cuesta más defender. El equipo se confecciona para que encaje y funcione. Nos faltan los defensivos y se nota. Todo el mundo intenta hacer buen trabajo en defensa pero a veces no se consigue. Se consigue trabajando, hay que pensar que el próximo partido estamos más cerca de cambiar la dinámica que de seguir en ella. A pesar de que estamos dolidos, el Top 16 no es largo pero acabamos de empezar y queda bastante tela que cortar todavía. Pensamos en perseverar y cambiar la dinámica como ya hicimos al principio de la temporada”, confesaba, pausado, Luis Casimiro en la rueda de prensa después de caer contra el Joventut en Eurocup.

Díaz se mantiene recuperándose y aunque los plazos más optimistas apuntaban a que podría intentar estar disponible para el próximo partido de Eurocup de la semana que viene, sería una reaparición muy justa de tiempo, sin una semana de entrenamiento a ritmo normal y con un alto riesgo de recaída. Un riesgo inasumible por malo que sea el momento del equipo ya que extender la ausencia del internacional más allá de enero acabaría dejando una factura demasiado alta si el Unicaja no cambia de sino.

Además, un par de días antes de Nochebuena se confirmaba otra baja sensible para la defensa del Unicaja: Carlos Suárez, al dique seco  más de un mes por una rotura fibrilar. El ala-pívot no estaba en su temporada más pródiga, pero aún así su entrega en la defensa era importante en determinadas situaciones de juego. Otra pieza del equipo que debe de ser tratada con mimo para evitar recaídas de lesiones musculares, un pequeño calvario en los músculos de jugadores con determinadas características.

Sin incorporaciones previstas más allá de FerrariMekel también sigue lesionado aunque su aportación en defensa no es tan determinante– y con otro jugador defensivo como Milosavljevic que se esperaba para reaparecer en un plazo cercano a este punto de la temporada pero que se ha vuelto a lesionar sin fecha de vuelta –además de su larguísimo periodo de inactividad–, Nzosa parece el más defensivo de lo que queda. Irónico y poco eficaz.

Sin un paso adelante del resto del plantel en el aspecto defensivo, el Unicaja queda a merced de su talento atacante. Recibiendo más de 90 por partido tiene complicado ganar (lo consiguió esta temporada contra el Estudiantes 90-92, con 16 puntos y 20 de valoración de Díaz), pero además de los intangibles y la defensa, el contagio, la inteligencia, la capacidad de lectura del juego y la facultad para cambiar el estado anímico de un encuentro en un deporte donde la cabeza es determinante, han convertido a Alberto Díaz en dinamita para un Unicaja al que le cuesta reclutar jugadores de calidad superior.

Con este panorama, el equipo tendrá que aprender a deshacerse de la dependencia de Alberto y de esa capa gris en los últimos cuartos del último mes antes de que vuelva el base, de lo contrario puede que sea tarde para aspirar a algo esta temporada.

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