Unicaja

Y el problema seguía ahí

  • Síntomas preocupantes en el Unicaja que reflotan los problemas que ya tenía el equipo en la temporada pasada

  • Dura diatriba de Katsikaris hacia los jugadores en Andorra

Fotis Katsikaris da órdenes en un tiempo muerto.

Fotis Katsikaris da órdenes en un tiempo muerto. / ACB Photo / M. Pozo

“No me gustó nada que estuvimos muy blandos, que les dejamos andando a canasta, bandeja por aquí, bandeja por allá, los tiradores saliendo de los bloqueos cómodos. Si no defiende en la Liga Endesa, estás muerto”. Las palabras de Fotis Katsikaris, dentro de una diatriba más amplia para sus jugadores en la sala de prensa del Poliesportiú de Andorra, denotan que algo no funciona en el Unicaja. Los problemas estructurales que tenía el equipo la pasada temporada reflotan, como se ha demostrado en las últimas salidas en Manresa y Andorra. El discurso se endurece y empieza a recordar a los impotentes momentos que se vivieron hace pocos meses. Es pronto en la temporada, pero el equipo no crece, no progresa. Y los rivales sí lo hacen.

Con la plantilla al completo, con Carlos Suárez fuera de la rotación porque el entrenador aún no le ve para aportar tras tantos meses fuera, lo que hay está en la pista. Se atraviesan momentos de forma mejores y peores, pero estos son los jugadores del proyecto 2021/22. El núcleo amplio que fracasó la temporada pasada más las adiciones de Jonathan Barreiro, Micheal Eric y Norris Cole. Se añadió algo más de físico y capacidad atlética a un equipo que adolecía de esas características fundamentales para competir en el baloncesto moderno. Pero la mezcla chirría, no acaba de funcionar y las dos últimas salidas en Manresa y Andorra han hecho daño. Porque se advierten síntomas parecidos al del frustrante final de la temporada 2020/21, que se enlazan con un primer tiempo con sólo 22 puntos ante el Barcelona, con una actitud miedosa de salida, algo que se va reiterando con demasiada frecuencia en las últimas semanas. Después, el equipo compite, aunque en Manresa y Andorra costó y fue con la lengua fuera, como ante el Barça. Pero esa falta de energía o acierto es achacable a jugadores y técnicos.

El timing de cambio de responsables en la presidencia y en la dirección deportiva no fue el idóneo, en mitad de verano y la plantilla aún por rematar pero con decisiones tomadas y contratos comprometidos. Los movimientos trataron de ir a lo seguro, llegaron, además de un Barreiro ya firmado previamente, dos jugadores que habían competido la pasada campaña en Euroliga y con experiencia y trayectoria, Eric y Cole. Han dado algo más de empaque al equipo, pero no lo suficiente para hacerlo crecer de momento colectivamente.

Juanma Rodríguez verbalizó tiempo atrás que a la plantilla seguramente le hacía falta un alero más físico/atlético para hacerla más redonda. En esencia, un Milosavljevic sano. Rodríguez ya dijo en su presentación que siempre estaría en el mercado. El club ha tomado certeras decisiones fuera de la pista, con acercamientos a afición y resto de clubes, también hacia la provincia, un homenaje impecable a una leyenda como Carlos Cabezas y más medidas encaminadas a reconducir una imagen que se había deteriorado. Pero, como buen conocedor del deporte profesional, Antonio Jesús López Nieto sabe que la pista, si la pelota entra o no, es la que pondrá nota a su labor. Y también harán falta decisiones audaces, no siempre populares, para equilibrar una plantilla con, nadie lo duda, buenos jugadores pero que empieza a evidenciar que los problemas, pese a los refuerzos, seguían ahí después de ser entrenada por dos técnicos de distinta escuela y con dos maneras de ver el baloncesto diferentes.

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