Medio siglo detrás de la barra del mismo bar

Carlos Jiménez ya limpiaba vasos con 13 años en Vélez-Málaga

Teodora, la reina de Comares que llegó al Tate Modern Museum de Londres

Carlos junto a su hijo y mujer
Carlos junto a su hijo y mujer / Ignacio Martín

Vélez-Málaga/La pasión, dedicación y esfuerzo suele tener recompensa. Hace 50 años, un niño pasaría sus vacaciones de verano ayudando en el bar de un amigo de su familia en Vélez-Málaga. El chico, Carlos, con tan solo 13 años, disfrutaba limpiando vasos subido en un taburete, porque ni llegaba al fregadero. El pequeño aprendiz no sabía que acabaría creciendo detrás de la barra, ni mucho menos que sería el propietario décadas después. Ahora, a unos años de su jubilación, mira hacia atrás: "He pasado más tiempo en el bar que en mi casa", se sincera. Así, no lamenta el tiempo dedicado al "amor de un oficio".

Carlos Jiménez (1962) tiene 63 años, es el propietario del bar treinta y tres en Vélez-Málaga, conocido como 'el del mercado' por situarse junto al Mercado de Mayoristas del municipio. Es un hombre muy profesional, con rostro serio, aunque los que le conocen expresan que es muy bromista. En su interior se esconde ese mismo niño que creció detrás de la barra, que fregaba vasos con ilusión, pasaba su tiempo libre ayudando a los demás y realizaba un servicio al público.

El joven aprendiz se inició en el oficio el 11 de agosto de 1975 en el anterior bar Juan José. En la mente de un niño tímido de 13 años, lógicamente, no pasaba por la cabeza trabajar a tiempo completo en un bar. Llegó para unos días debido a la amistad que tenía su familia con el jefe, lo hizo tan bien que se quedó para la feria de Vélez. Sin darse cuenta, el hobby pasó a ser un contrato formal. El pequeño Carlos descubrió su pasión.

Con el tiempo, obtuvo más responsabilidades, en un abrir y cerrar de ojos estaba poniendo sus primeros cafés, hasta hacer la tarea de un adulto: "El jefe me decía que este era mi trabajo", añade. Con un sueldo de 5.000 pesetas en aquella época, ya tenía sus primeros ahorros. El niño trabajador pasó su infancia en el bar, cosa que no le molestó: "Me ideaba la forma de trabajar y jugar", explica el protagonista.

Carlos Jiménez en el bar
Carlos Jiménez en el bar / Ignacio Martín

Adiós al bar del mercado, nace un negocio familiar

Pasó el tiempo, cambiaron de jefe en tres ocasiones, hasta que el último creó una sociedad con cuatro socios, ahí estaba Jiménez. Años después, el Mercado de Mayoristas empezaba a perder su 'boom', cosa que hizo retirarse a los demás. Carlos se quedó como único socio, los demás no le veían futuro. Él no dejaría atrás el bar que le vio crecer, al que le dedicó su infancia y tanto sudor. Confió en él y creó un negocio familiar en 2010.

Este movimiento no se trató de una apuesta fácil, "era arriesgada". "No teníamos dinero, muchas facturas que pagar, incluido las dos carreras de mis otros dos hijos", expresa el veleño. Por si fuera poco, previamente al nacimiento del negocio familiar, Carlos tuvo que operarse de una pierna, ya que perdió los cartílagos. Esto no le impidió seguir con sus planes. A base de préstamos, fe y dedicación salieron adelante.

El pequeño que limpiaba vasos en 1975 por ayudar acabó creando un "nuevo negocio" 35 años después. De ahí nació el nombre del actual bar, 'Treinta y tres', edad que tenía el protagonista cuando lo decidió. El lugar para tomar cafés del mercado había "casi desaparecido", Jiménez y su familia idearon la forma de captar nuevos clientes, reformaron todo el establecimiento. "Aunque de vez en cuando siguen viniendo compradores, pero si antes había 100, ahora hay una decena como mucho", explica.

Desayunos, almuerzos y eventos

Una década y media después trabajan cuatro personas, el protagonista, su mujer e hijo, y una cocinera: "En la época fuerte contábamos con nueve trabajadores", compara Jiménez.

Desde el origen de 'Treinta y Tres', Jiménez y su familia se adaptaron a "los tiempos modernos". Abren de lunes a domingo (solo por la mañana si no hay eventos) y ofrecen desayunos y almuerzos: "No paramos de vender el desayuno axárquico de bacalao y tomate, vienen de Rincón y Málaga solo para probarlo. Además, en Semana Santa, vendemos mucho ajobacalao. El resto de días carta y menú del día", detalla el protagonista.

Además, se enfocaron en la celebración de eventos: cumpleaños, despedidas de soltero, almuerzos de empresa... También disponen de conciertos todos los sábados desde septiembre a Navidad.

A pesar de tener altibajos "como todos los negocios", el bar sigue adelante, su familia ha logrado una "base muy fiel de clientes" y Carlos se muestra "orgulloso de lo que hemos conseguido", mérito que dedica a su familia por apoyarle en la decisión "más importante de mi vida": seguir con el local en 2010.

Carlos ideó durante 15 años la fórmula para poder seguir trabajando, a pesar del mal estado de su pierna: "Me realizo infiltraciones, la ejercito en el gimnasio", aun así, en dos años y medio tendrá que tomar otra decisión: pasar el testigo a su hijo y mujer y jubilarse. "Me pondré una prótesis y vendré a verlos", expresa.

El día de su jubilación será un día triste para él, pero al mismo tiempo muy especial: "Será un orgullo decir que solo he trabajado de una profesión en mi vida, en un solo bar y durante más de medio siglo", destaca.

stats