Al E-gim Antequera le sobraron los últimos 10 minutos del debut en competición oficial. Los antequeranos recibieron un inmerecido castigo en los instantes finales del encuentro, que no reflejan el esfuerzo, el sacrificio y buen hacer demostrado durante el resto del envite por el plantel de Antonio Carlos Ortega. A la acumulación de minutos de juego hay que unir la falta de gasolina como factor determinante. Además, tras la intensidad del duelo de Supercopa de España, frente a un Renovalia Ciudad Real que no estuvo a pleno rendimiento.

Los antequeranos saltaron al Quijote Arena sin complejos. Con un juego intenso, rápido y explotando al máximo las acciones en velocidad, los de Ortega plantaron cara al cuadro manchego. Principalmente en la primera mitad. Las bajas obligaron al técnico a defender abierto, con Campos como jugador más avanzado.

Cuando llegó la hora del ataque estático, los malagueños aprovecharon el factor Baena, otra vez el jugador franquicia del equipo andaluz. Movimiento, cruces y dinamismo en las líneas de ataque para buscar al estepeño, que acabó el encuentro con siete tantos. Así lució una primera parte soñada, donde la presión y los nervios ni siquiera aparecieron (15-13).

La segunda mitad arrancó como finalizó la primera. Chispi puso el empate nuevamente en el electrónico (15-15). Durante los siguientes minutos, el Antequera se apoyó en Lamariano, certero en la portería, y en un Luisfe anotador. El equipo se atascó tras la exclusión del pontanés, pero nuevamente Chispi, Baena y Vigo devolvieron la ilusión a los suyos (23-21).

Los antequeranos comenzaron a dar síntomas de cansancio superado el ecuador del segundo acto. Sterbik se convirtió en una autentica muralla y las diferencias se fueron a los seis goles a falta de cinco minutos (30-24).

Ortega probó suerte con los cambios, pero el cansancio de los jugadores no permitió tal revolución. El Ciudad Real, con varios contragolpes en los minutos finales, llevó la renta a los 10 goles de diferencia del final del encuentro. Un marcador que no refleja las sensaciones que dejó el Antequera en el Quijote Arena.