Vecinos piden revisar el uso de los Feder en las obras del Centro

Consideran que en buena medida se han utilizado para potenciar el negocio hostelero en las calles del casco antiguo

Varios clientes sentados en las terrazas habilitadas en la calle Alcazabilla.
Varios clientes sentados en las terrazas habilitadas en la calle Alcazabilla.

Los vecinos del Centro histórico ponen su mirada en Europa en su particular cruzada contra la proliferación de los negocios de hostelería en el casco antiguo y, especialmente, contra la ocupación de la vía pública de la que disfrutan. En esta línea de acción, la Asociación de Vecinos del Centro Antiguo tiene intención de pedir la intervención de los estamentos encargados de la concesión de los fondos europeos Feder, dentro del programa Urban, para que compruebe si el destino de los millones concedidos en los últimos años para transformar este entorno urbano han respondido al fin pretendido.

"Consideramos oportuno dar traslado a este estamento con objeto de que puedan valorar si realmente las actuaciones tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de los residentes o si de lo contrario su fin no es otro que rentabilizar un suelo público por parte del Ayuntamiento al ser ocupado por los establecimientos que en la calle existan", sentencia la presidenta del colectivo, Ester Ramírez.

El paso adelante contemplado por los residentes se produce ante el "cansancio" que, según relatan, vienen acumulando tras comprobar cómo buena parte del proceso de peatonalización y semipeatonalización desarrollado en la última década en la capital de la Costa del Sol ha ido en beneficio de los espacios a ocupar por las terrazas de bares y restaurantes. "Son fondos que se destinan a rehabilitar los cascos históricos pero para mejorar las condiciones de los habitantes", dijo. Frente a esta tesis, insiste en que el incremento de este tipo de negocios está propiciando una huida mayor de los habitantes del barrio.

El primer movimiento contemplado por la Asociación de Vecinos del Centro Antiguo apunta a dos de las intervenciones actualmente en desarrollo: la reurbanización de Cárcer-Casapalma y la obra del entorno de la Catedral. En ambos casos, el colectivo subraya la necesidad de que las obras no supongan un incremento del espacio reservado para la hostelería.

En relación a la primera de las intervenciones, Ramírez mantuvo el pasado 5 de agosto una reunión con el alcalde, Francisco de la Torre, a la que asistieron, entre otros, el concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares, y la concejala responsable de Comercio, María del Mar Martín Rojo. Ante los interrogantes expuestos por la representante vecinal, según aseguró ésta, el regidor se comprometió a que la obra de semipeatonalización de ese eje no abriría la vía a autorizar la colocación de mesas y sillas en el exterior. Antes del arranque del proyecto, las dimensiones de las aceras no permitían dicho uso, a pesar de lo cual, recordó Ramírez, eran muchos los locales que colocan taburetes y mesas.

Pero más allá de las actuaciones en proceso de ejecución, Ramírez cree necesario que los inspectores europeos encargados de velar por el adecuado cumplimiento de los objetivos para los que se conceden los fondos europeos observen el resultado de las obras realizadas en otros puntos como la calle Alcazabilla, la conexión de la calle Granada con Alcazabilla, la plaza Uncibay, Calderería y Santa Lucía, entre otras.

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